En la Universidad de Columbia se está probando un nuevo tejido fabricado con un 60% de tierra y el resto de fibras y diversos bioplásticos. El objetivo final es crear un tejido sostenible con un impacto medioambiental mínimo.
De la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, llega un desarrollo totalmente nuevo: BioEarth, materiales finos y muy resistentes compuestos en un 60% de tierra.
El tejido BioEarth es una creación de Penmai Chongtoua. Tras completar su Máster en Clima y Sociedad en la Columbia Climate School, trabaja como investigadora del Laboratorio de Nuevos Materiales de la Graduate School of Architecture, Preservation, and Planning (GSAPP).
En este laboratorio se investigan los posibles usos de materiales de construcción bajos en carbono y no tóxicos.
Penmai Chongtoua experimenta formas de fabricar textiles para vestir hechos directamente de la tierra, con la secreta esperanza de inspirar una mayor conciencia medioambiental en las personas que los visten.
Sus estudios previos sobre textiles y moda encajan perfectamente con la investigación de nuevos materiales del Laboratorio de Nuevos Materiales.
Detrás de la investigación está la idea de que un tejido y una prenda de vestir pueden comunicar cultura, tecnología, política y la vida de la sociedad: en esencia, una investigación científica que mira a la sostenibilidad medioambiental pero que es también una investigación filosófica al mismo tiempo.
Hacer que la tierra se vista no es tan sencillo, porque los primeros experimentos generaron un tejido pesado y rígido que impedía el movimiento. De hecho, sólo era posible vestirse de tierra estando quieto, sentado o tumbado.
Esta inmovilidad dio que pensar en la primera fase de la investigación: vestir la tierra permite percibir las posibles interacciones entre el hombre y el medio ambiente, interconectados en un vínculo profundo.
Este vínculo experimentado a través del tejido no puede permanecer estático: para hacerlo dinámico, como las personas que lo visten, los investigadores estudiaron con qué materiales mezclarlo.
La elección recayó en los bioplásticos derivados del maíz, la celulosa o los alginatos (sustancia de origen natural derivada de las algas pardas).
Tras varios intentos, se ha conseguido un tejido compuesto por un 60% de tierra y el resto de fibras y diversos bioplásticos. BioEarth se puede cortar con láser, bordar y coser a máquina, es ligero y ofrece un buen ajuste.
El siguiente paso es conseguir que sea lo más parecido posible al algodón, aunque aún se necesitará tiempo y mucha investigación antes de que BioEarth se convierta en un tejido de producción masiva.
El objetivo es crear un tejido sostenible con un impacto ambiental mínimo, y producirlo a gran escala no garantizaría estas dos condiciones por el momento.
Pero la investigación continúa y el futuro está aún por escribir.
Vía columbia.edu
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