Actualizado: 14/07/2021
Bután y Dinamarca están actualmente en liza para convertirse en el primer país 100% orgánico del mundo. Aunque el pequeño país del sur de Asia se adelantó en el anunció, el escandinavo ha puesto sobre la mesa un plan de 67 puntos respaldado por millones de euros con el que duplicará la superficie de cultivo orgánico en 2020 a través de la conversión de cultivos y de la promoción de estos alimentos desde las administraciones, que velarán por que el 60% de la comida que se sirve en escuelas, hospitales y otras instalaciones públicas esté libre de pesticidas.
Aunque todavía no se sabe cuál de estos países tomará la delantera, Dinamarca cuenta de entrada con elementos que pueden inclinar la balanza de su lado. Y es que, aunque el 70% de la producción de Bután prescinde ya de los químicos, lo cierto es que para lograr el objetivo que se trazó hace años será necesario un importante trabajo de concienciación entre muchos productores locales que todavía ven con recelos la conversión de sus cultivos, al considerar que puede acarrear una caída del rendimiento.
Mientras el país asiático avanza en estas tareas de promoción, Dinamarca parte con la ventaja de que buena parte de esa labor de concienciación está ya hecha en un país con los habitantes más favorables al consumo de alimentos orgánicos de todo el mundo que, además, conocen bien los beneficios de esta transición para la salud y para el medioambiente.
Con ese trabajo hecho, buena parte del programa activado para convertirse en líder del producto orgánico a nivel mundial se centra precisamente en la promoción, para incentivar todavía más la demanda de este tipo de alimentos en Dinamarca. Para ello, las administraciones serán las que marquen el camino a seguir y, para empezar, sustituyan los menús de los servicios públicos por otros en los que la mayoría del alimento sea orgánico, con ocho millones de euros de inversión prevista.
También jugará su papel la administración en la conversión de los cultivos, empezando por sus propias tierras, donde se producirá a través de sistemas biodinámicos y orgánicos. Para que los productores privados transiten de un modelo a otro, el Gobierno danés destinará una partida millonaria a ayudas a la transformación de cultivos.
Una última pata que sostiene el plan del país escandinavo es la investigación en agricultura orgánica para el desarrollo de nuevas tecnologías que promuevan el crecimiento. Para esta tarea cobra especial protagonismo el Agro Food Park de Aarhus, que persigue convertirse en el núcleo de la innovación en agricultura orgánica de Dinamarca, para empujar así hacia ese objetivo de hacer de este el primer país totalmente orgánico del mundo, con el permiso de Bután, que trabaja en la misma dirección.
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