Actualizado: 07/05/2021
Las cáscaras de huevo son un residuo que se puede utilizar para aumentar la eficiencia de la energía solar y eólica a través de un almacenamiento más económico. Cuando se cocinan se convierten en un conductor eléctrico.
Los bioresiduos como conducto para la electricidad.
El Doctor Manickam Minakshi es un investigador de la Universidad Murdoch en Australia. Tiene amplia experiencia en materiales para el almacenamiento de energía y en la síntesis y caracterización de cerámica de iones de litio y baterías de sodio.
Comenzó a experimentar con cáscaras de huevo en el año 2017. Esto se debe a que tienen un alto nivel de carbonato de calcio; lo que permite que puedan ser utilizadas para reponer energía.
Cuando se cocinan a 300 grados centígrados, cambia la composición química de carbonato de calcio a óxido de calcio. Una vez que esto sucede, se convierte en un conductor para la electricidad.
Con esta ventaja, se puede crear una batería alternativa para almacenar energía que proviene de paneles solares y turbinas eólicas. Las cáscaras antes de calentarse son un electrodo positivo pero cuando se calientan cambian a un electrodo negativo.
Membranas y claras de huevo como supercondensadores.
Los supercapacitores o supercondensadores son dispositivos electroquímicos que almacenan hasta unas 10.000 veces más energía, ocupando el mismo tamaño. Algunos pueden llegar hasta 3.000 faradios.
Hay científicos que están trabajando para convertir las membranas y claras de huevo de desecho en materiales para supercapacitores de alto rendimiento.
Las ventajas de un supercondensador se encuentran en la alta densidad de potencia, carga y descarga mucho más rápida que las baterías recargables. Sin embargo, almacenan poca energía.
Para eliminar esa limitación, se está estudiando la membrana dentro de la cáscara del huevo. Las pruebas que se han realizado hasta ahora, el material ha sido eficiente incluso después de 10 ciclos de carga y descarga en un electrolito ácido.
El carbón de las claras de huevo se ha utilizado para crear un material poroso que funcionó como ánodo en una batería de iones de litio. Mostraron una capacidad de 1800 mil amperios por gramo, una capacidad reversible de carbono jamás registrada.
Los depósitos carbonizados de cáscara de huevo funcionan bien con un electrolito a base de agua; lo que permite el reemplazo de electrolitos polímeros habituales, que son más costos y tóxicos.
Más información: canberratimes.com
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