El mundo de las carnes cultivadas en laboratorio se está llenando rápidamente de todo tipo de sabrosos bocados, desde hamburguesas a pechugas de pollo, pasando por cortes de carne cada vez más complejos.
Científicos de la Universidad de Osaka, en Japón, han aprovechado las técnicas de bioimpresión más avanzadas para producir la primera «carne» cultivada en laboratorio que se asemeja a la textura jaspeada de las famosas vacas Wagyu de su país.
Desde los humildes comienzos, en 2009, que parecían carne de cerdo empapada, hasta los clásicos filetes y costillas que hemos visto aparecer en los últimos años, la carne cultivada en laboratorio ha avanzado a pasos agigantados. Los ejemplos más sofisticados utilizan la bioimpresión para «imprimir» células vivas, que se nutren para crecer y diferenciarse en diferentes tipos de células, hasta llegar a los tejidos del animal deseado.
El equipo de la Universidad de Osaka usó como punto de partida dos tipos de células madre obtenidas de vacas Wagyu: células satélite bovinas y células madre derivadas del tejido adiposo. Estas células se incubaron y se convirtieron en los distintos tipos celulares necesarios para formar fibras individuales de músculo, grasa y vasos sanguíneos. A continuación, se dispusieron en una pila 3D para asemejarse al alto contenido de grasa intramuscular del Wagyu, más conocido como jaspeado, o sashi en Japón.
Mediante una técnica inspirada en la producción de caramelos japoneses Kintaro-ame del tamaño de un bocado, estas pilas se cortaron en dirección perpendicular para producir cortes de carne de vacuno cultivada en laboratorio. El proceso permite un alto grado de personalización dentro de la compleja estructura de la carne, en este caso permitiendo a los científicos recrear la famosa textura del Wagyu, pero abriendo potencialmente la puerta a la carne cultivada con cantidades altamente controlables de grasa.
Al mejorar esta tecnología, será posible no sólo reproducir estructuras cárnicas complejas, como los hermosos sashi de la carne de Wagyu, sino también realizar sutiles ajustes en los componentes de la grasa y el músculo.
Michiya Matsusaki, autor principal.
Parece muy prometedor, sobre todo si acaba teniendo el mismo sabor que la carne real y dañando menos al medio ambiente y al consumidor. El tiempo lo dirá.
Más información: www.nature.com
Oscar Aieta. dice
Muy interesante lo de las nuevas tecnologías… pero… todas buscan prescindir de la mano de obra humana…ahora, he aquí el gran dilema: la humanidad sigue creciendo… y cada vez hacen falta menos humanos para fabricar cualquier artículo… entonces… que haremos con los humanos en el futuro?… si cada vez son menos necesarios… los pondrán en un gran corral y se los alimentará diariamente?… simplemente me lo pregunto… yo tengo actualmente 72 años… no lo alcanzaré a ver… pero que sucederá dentro de 3 o 4 generaciones?…
enrique porfiri dice
Hola : SI seguimos con tanta tecnología aplicada , vamos a desocupar mas gente ,no creo que sea muy bueno,
En el futuro podemos llegar a comer una hamburguesa obtenida en el teléfono celular ? Un saludo
Rubén T. dice
Me parece fantastico….., baja la huella del metano, se puede utilizar el campo en otras actividades…. pero lo fabricado NO ES CARNE !!!!! A mi no me preocupa ya que no como< carne. A este ritmo vamos a terminar comiendo lechugas de plástico.
Lararico dice
Se escucha muy alentador para bajar la huella de metano y el uso más eficiente del campo agrícola, a más de controlar el contenido de grasa en la carne sin perder su sabor real.
Osvaldo dice
Vendamos todas las vaquitas!!!!