Un método sencillo para hacer polvo de jengibre casero usando jengibre fresco, perfecto para añadir a tus recetas, para remojar en el té de jengibre y mucho más.
El jengibre está de moda, desde hacer chips de jengibre caseros hasta zumo de jengibre casero, y ahora polvo de jengibre casero. Hoy aprendemos un método para secar y hacer polvo de jengibre a partir de jengibre fresco.
La fragancia, el sabor y la calidad general de este polvo de jengibre recién molido son increíbles. Seguramente no volverás a comprarlo en el futuro, preferirás hacerlos tú. Pero de todos modos, ¡pruébalo y a ver lo qué te parece!
El jengibre en polvo resultante, fragante y picante, puede usarse en lugar del jengibre en polvo comprado en la tienda en una gran variedad de recetas como salteados, productos horneados, en mezclas de especias y como condimento general para frutas y verduras y multitud de platos. También puedes usar el polvo para preparar un té casero de jengibre en polvo.
Jengibre en polvo.
Secar el jengibre.
Lo primero que tienes que hacer es pelar el jengibre. Puedes hacerlo increíblemente rápido sólo con una cuchara, usando este método.
A continuación, corta el jengibre en rodajas muy finas, cuanto más finas, mejor.
Si las tiras son finas y uniformes, el proceso de deshidratación será más rápido y homogéneo, ya que los trozos son uniformes.
A continuación, alinea las tiras finas en una bandeja de horno o en una bandeja de deshidratador, asegurándote de que las tiras no se superpongan unas encima de otras.
Para secar en un deshidratador:
El uso de un deshidratador yo creo que es el mejor método, ya que permite eliminar completamente todo el contenido líquido sin tratar demasiado el alimento con calor ni «cocinarlo». Esto significa que probablemente terminará con un valor nutricional más alto que el secado al horno, sin tener que esperar días como el método de secado al aire.
Deshidratar simplemente a 40ºC durante unas 4-5 horas.
Para secar en el horno:
Cuando se usa un horno, es mejor usar la temperatura más baja posible para evitar que el jengibre se queme o se cocine. Se seca a 80ºC y necesita unas 2,5 horas para secarse. Para obtener los mejores resultados, coloca la bandeja del horno en la rejilla más baja.
Si tu horno no llega tan abajo, puedes abrir ligeramente la puerta. Esto ayuda a que el líquido evaporado salga del horno y a que baje la temperatura.
Comprueba el jengibre cada 20 minutos más o menos, para asegurarte de que no se está dorando. Dependiendo de tu horno y del grosor de las rodajas de jengibre, esto puede llevar más o menos tiempo.
Moler el jengibre seco.
Coloca las rodajas de jengibre seco en un molinillo de café o en un procesador de alimentos/licuadora.
Muele el jengibre seco hasta convertirlo en polvo.
Lo mejor es colar el polvo para recoger los trozos más grandes, que luego se pueden volver a moler.
El polvo de jengibre molido es muy fino y puede guardarse en un tarro de cristal hermético durante unos 6 meses. También puedes guardarlo en el congelador durante más tiempo, aproximadamente 12 meses o más.
Para qué sirve el polvo de jengibre.
Si tienes problemas de presión arterial, trastornos hemorrágicos o está tomando anticoagulantes u otros medicamentos de este tipo, consulte a su profesional de la salud antes de usar mucho jengibre en dosis terapéuticas. Nada de lo expuesto en este artículo o en este sitio debe interpretarse como un consejo médico. Por favor, consulta a tu médico si tienes preguntas o preocupaciones sobre tu salud, y antes de comenzar cualquier tratamiento con plantas medicinales.
Té de jengibre.
El té de jengibre es fácil de preparar. Mide 1/4 de cucharadita de jengibre molido en una taza y vierte 1 taza de agua hirviendo.
Tápalo con un platillo y déjalo reposar hasta que se enfríe lo suficiente como para beberlo antes de colarlo.
Endulza al gusto. La dosis para los niños: 1/4 de taza cada dos o tres horas y procurar no tomar más de 1 o 2 tazas en total al día.
Compresa de jengibre.
Una compresa es útil para las articulaciones dolorosas, los esguinces musculares o los dolores de estómago.
Prepara una infusión, empapa un trozo de trapo o toalla en ella hasta que esté mojada, escúrrala y colócala inmediatamente en la zona dolorida.
Cúbrelo con una toalla, luego con una almohadilla térmica o una bolsa de agua caliente, y después con otra toalla. Dejar actuar durante 20 minutos. Repite la operación si es necesario.
Gelatina de hierbas con jengibre.
Si usas gelatina normal, ¡el limón o la naranja son sabores fabulosos para mezclar con el jengibre!
Cocina un sobre de gelatina como normalmente lo haces, pero sustituye el agua de la receta por zumo de naranja. Cuando hierbas el zumo agrega la canela y el jengibre (cuidado con el jengibre, a veces pica cuando hierve). Añade zumo frío y sigue las instrucciones del sobre de gelatina.
Caramelos de jengibre.
El caramelo de jengibre es una forma deliciosa de ayudar a aliviar las náuseas que a veces acompañan a las enfermedades estomacales o los viajes.
Para hacer el caramelo de hierbas necesitarás 1 taza de té de jengibre preparado (puedes aumentar la cantidad de jengibre si quieres un sabor más fuerte) y 1 1/2 tazas de azúcar.
Remover bien en una cacerola profunda y pesada. Hervir a fuego medio o medio-alto, sin remover más, hasta que la mezcla alcance los 150ºC.
Dejar reposar y guardar para su uso en un frasco de vidrio.
Bebida de jengibre.
Esta es una bebida divertida, especialmente para los niños.
Prepara un té, como hicimos anteriormente, pero usa el doble de jengibre.
Así que la proporción será de 1/2 cucharadita de jengibre por 1 taza de agua hirviendo.
Hierve la mezcla a fuego lento durante 5 minutos para reducirla un poco, y luego déjala reposar durante diez minutos antes de colarla.
Añade 2 cucharaditas de azúcar/miel (ajústalo al gusto) y, a continuación, añade suavemente hasta 1/2 taza de agua con gas.
Bébelo de inmediato para conservar la efervescencia.
Baño de pies de jengibre.
Un baño de pies con jengibre es vigorizante. Ayuda a calentar y estimular todo el cuerpo aumentando la circulación en los pies y las piernas.
Pon a hervir dos litros de agua y añadir hasta dos cucharadas de jengibre en polvo y una o dos pizcas de sal marina (opcional). Para tu primer baño de pies con jengibre, empieza con una cantidad menor de jengibre y ve aumentando. Remoja los pies de diez a veinte minutos cada vez.
Aceite de jengibre.
El aceite de jengibre puede frotarse en las articulaciones doloridas para ayudar a aliviar algunos de los dolores asociados a las afecciones artríticas.
Otro uso es poner de 2 a 3 gotas en un trozo de algodón o una bola de algodón y colocarlo en un oído dolorido durante varias horas.
Puedes usarlo en bálsamos y pomadas que hago para los músculos doloridos.
Para hacer el aceite, pon varias pizcas o cucharadas de jengibre molido en un frasco pequeño. Vierte aceite de oliva sobre la especia. Agitar bien y dejar que se infusione durante varias semanas en un lugar fresco y oscuro. Agítalo a diario para que el polvo no se deposite en una gran masa en el fondo del tarro. Después de unas cuatro o seis semanas, cuele el aceite y guárdelo en un frasco limpio y seco con tapa hermética. Si se almacena correctamente, se conservará durante un año.
Bálsamo de jengibre.
Aunque puedes usar el aceite de jengibre directamente, a veces es más conveniente aplicarlo en forma de ungüento.
Para hacer un bálsamo con el aceite que hiciste antes pesa 100 gramos de aceite de jengibre y 15 gramos de cera de abejas (o 7 veces más aceite que cera de abejas). Mézclalos en un tarro pequeño a prueba de calor, como un tarro de gelatina. Colócalo en una cacerola con unos cuantos centímetros de agua. Calentar lentamente el agua a fuego medio hasta que la cera de abejas se derrita. Verter en pequeñas latas o tarros de cristal. Deja que se asiente y luego tapa y guarda en un armario fresco y oscuro. Aplíca según sea necesario. Los bálsamos caseros suelen durar alrededor de un año. No se estropean ni se enmohecen, pero el aceite acaba por ponerse rancio.
Cápsulas de jengibre.
Las cápsulas de jengibre son ideales para tomarlas justo antes de un viaje si eres propenso a marearte.
También son útiles para cuando te sientes un poco enfermo, agotado, o tu estómago está revuelto. Tendrás que buscar herramientas de encapsulación o reutilizar algunas cápsulas de suplementos que hayas usado y guardado. Las vuelves a abrir y las rellenas con jengibre en polvo. Así, tienes una píldora de tamaño fácil de tragar.
Tintura de jengibre.
Para hacer una, pon una o dos pizcas generosas de jengibre molido en un frasco pequeño y luego cúbrelo con vodka o brandy. (El jengibre fresco picado funcionará aún mejor, pero usa lo que tengas). Tapa y agita bien y luego guarda en un lugar fresco y oscuro, como un armario. Al cabo de unas seis semanas, cuela y vuelve a embotellar la tintura en un frasco esterilizado. Etiqueta claramente con la fecha y los ingredientes. Se conservará durante al menos un año, pero probablemente mucho más.
Una dosis general para adultos es de 3 cuentagotas, tres veces al día.
Jarabe de jengibre.
Aunque hay varios métodos para hacer jarabe de jengibre, vemos uno fácil basado en la miel.
En primer lugar, prepara un té muy fuerte. Usa el doble de jengibre o la mitad de agua al hacer tu té, experimenta para encontrar qué funciona mejor para ti, pero ese es un buen punto de partida.
A continuación, mide dos o tres veces más miel que té. Se recomienda usar miel cruda local, pero usa la que puedas conseguir. Mientras el té está todavía caliente, remueve suavemente la miel en él.
Una vez que los ingredientes se hayan mezclado por completo, viértelos en un tarro esterilizado. Guárdalo durante un mes aproximadamente en el frigorífico. (Añade varias cucharadas de vodka o brandy para prolongar la vida útil varios meses más). Dosificación: 1 cucharada para adultos hasta 3 veces al día, según sea necesario.
Linimento de jengibre.
Para hacer un linimento: pon varias pizcas de jengibre molido en un frasco. Cúbrelo todo con alcohol de quemar (o también puedes usar vinagre) y luego ponle el tapón o la tapa al frasco.
Déjalo reposar en un armario durante unas dos semanas, agitándolo cada día o cuando te acuerdes de hacerlo.
Transcurrido este tiempo, cuela y tira el jengibre. Vuelve a embotellar el linimento en una botella (preferiblemente oscura).
Asegúrate de etiquetar claramente que es para uso externo y mantenlo fuera del alcance de los niños. Si te preocupa que los niños entren en contacto con él, usa vinagre en lugar de alcohol. Frota en los músculos tensos y áreas de dolor artrítico.
Mezcla de jengibre y miel.
Finalmente, la última forma de utilizar el jengibre molido es la más rápida y la más fácil.
Sólo tienes que poner una cucharada de miel en una taza o tazón pequeño, poner una pequeña pizca de jengibre, remover y ¡comer! No hay nada más sencillo que eso.
Esta mezcla es perfecta para cuando te sientas un poco mareado, hayas comido de más o sientas que puedes estar cayendo en un resfriado o una gripe.
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