Una forma de mosquito Aedes aegypti ha evolucionado para especializarse en picar a las personas, y es responsable de la propagación de muchos patógenos humanos, como los virus del dengue o del Zika. Estos mosquitos son originarios de África y ahora se encuentran en todo el mundo.
Los mosquitos pueden percibir el dióxido de carbono que exhalan los animales. Sin embargo, no se sabe muy bien cómo los mosquitos reconocen específicamente a las personas. Las hembras del mosquito Aedes aegypti prefieren el olor humano al de otros animales, pero se desconoce cómo hacen esta distinción.
Un equipo de investigación de la Universidad de Princeton se propuso investigar cómo estos mosquitos distinguen los olores humanos de los de otros animales.
Los mosquitos detectan las moléculas de olor mediante los receptores de miles de neuronas sensoriales situadas en sus antenas, piezas bucales y palpos maxilares (las estructuras situadas entre las antenas y las piezas bucales). Se cree que las neuronas activadas por los mismos receptores de olor se conectan a las mismas áreas en el lóbulo antenal del cerebro del mosquito. Cada una de estas zonas se denomina glomérulo.
Los investigadores utilizaron la tecnología de edición genética CRISPR-Cas9 para crear un sistema que les permitiera detectar cuándo los glomérulos específicos eran activados por los olores. Probaron olores de personas, ratas, cobayas, codornices, lana de oveja y pelo de perro. También probaron las flores de algodoncillo y la miel, que los mosquitos también encuentran atractivas.
Los olores humanos y animales activaron distintas combinaciones de glomérulos en el lóbulo antenal del cerebro del mosquito. Un glomérulo se activaba tanto con los olores humanos como con los animales. Otro respondía fuertemente a los olores animales pero no a los humanos. Otro respondía fuertemente a los olores humanos pero no a los animales.
Cuando los investigadores analizaron los componentes de los distintos olores, identificaron un ramillete exclusivamente humano que podía distinguirse por la combinación de un conjunto pequeño pero diverso de compuestos. Ninguno de estos compuestos se encontraba sólo en los humanos. El equipo probó los compuestos en mosquitos y determinó cuáles activaban el glomérulo detector de humanos. Los que activaban específicamente este glomérulo eran probablemente de sebo, la sustancia aceitosa que se segrega en la base de los folículos pilosos.
Por último, el equipo confirmó que los mosquitos se sentían atraídos por una mezcla sintética que los científicos hicieron de los compuestos que activaban el glomérulo detector de humanos.
La simplicidad sorprendió a los científicos. A pesar de la complejidad del olor humano, y del hecho de que realmente no tiene ningún tipo de compuestos específicos para los humanos, los mosquitos han desarrollado un mecanismo sorprendentemente sencillo para reconocernos.
Estos conocimientos sobre la forma en que los mosquitos detectan a las personas pueden ayudar a los investigadores a diseñar enfoques más eficaces para evitar que los mosquitos encuentren huéspedes humanos, y para desarrollar repelentes de mosquitos más eficaces.
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