California podría legalizar el compostaje humano, un proceso en el que el cuerpo se descompone en la tierra en el transcurso de unos 30 días.
Los seres humanos han provocado cambios sin precedentes e irreversibles en el clima de la Tierra, una contaminación que continúa incluso con la muerte. Pero, en Estados Unidos, algunos están planteando una alternativa: el compostaje humano.
Las opciones tradicionales para después de la muerte, como el entierro y la cremación, pueden ser muy contaminantes, ya que ocupan terreno y emiten sustancias químicas al suelo o usan combustibles fósiles y gas.
Ahora los legisladores de California están estudiando una ley que permitiría el compostaje humano, o la reducción orgánica natural de los restos humanos a la tierra.
No es el primer estado que lo hace. El estado de Washington legalizó la reducción orgánica natural en 2020, permitiendo que la tierra humana se utilice en un bosque, así como que se dé a las familias.
Recompose, una empresa con sede en Seattle, fue la primera compañía de EE.UU. en entrar en el negocio del compostaje humano.
La reducción orgánica natural permite un retorno literal a la tierra. A algunas personas les gusta la idea de estar en un bosque cuando mueren. Eso es lo que yo he elegido para mí.
Anna Swenson, Recompose.
El proceso desarrollado por Recompose consiste en colocar los restos en un recinto y utilizar aire caliente y materiales orgánicos como astillas de madera, alfalfa y paja, que permiten la presencia de microbios y microorganismos que ayudan a la transformación.
Los cuerpos se colocan en un cilindro de acero de 2,5 metros de largo situado en un marco hexagonal. Se retiran los materiales no orgánicos, como empastes metálicos, marcapasos y articulaciones artificiales.
En el transcurso de unos 30 días, el cuerpo, incluso los huesos y los dientes, se descompone en tierra, suficiente para llenar dos carretillas.
El proceso ahorra aproximadamente una tonelada métrica de CO2 por persona, según Recompose, ya sea evitando que entre en la atmósfera o eliminándolo, secuestrando parte del carbono en el suelo. Eso equivale a unas 40 bombonas de propano, según la empresa.
La cremación depende de los combustibles fósiles y emite millones de toneladas de dióxido de carbono cada año, mientras que el enterramiento de los cuerpos embalsamados puede hacer que los productos químicos se filtren en la tierra.
A medida que el cuerpo se degrada, el suelo se contamina y el material puede filtrarse a las aguas subterráneas.
Francis Murray, profesor asociado de Ciencias Ambientales de la Universidad de Murdoch.
Recompose ha trabajado con 60 familias en Washington y ha estado al máximo de su capacidad desde que abrió en diciembre.
Pero no todo el mundo está de acuerdo con la alternativa después de la muerte. La iglesia católica ha argumentado que la práctica no muestra respeto por los difuntos y la Conferencia Católica de California se ha opuesto al proyecto de ley en el estado.
Pero Recompose tiene la esperanza de que la práctica se extienda a otros estados, incluido California.
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