Actualizado: 05/07/2024
Un proyecto de investigación europeo liderado por la agencia italiana para las nuevas tecnologías (ENEA) acaba de lograr el primer concentrador solar que, gracias a una novedosa microturbina de aire, permite producir hasta 15 kW de electricidad. Este avance, que tira de las últimas innovaciones de las industrias de la energía solar y del automóvil, cuenta con varias ventajas, entre las fundamentales la posibilidad de almacenar la energía captada para transformarla después del atardecer o en días nublados.
Con 12 metros de diámetro, este concentrador solar, que puede verse en las instalaciones de Enea en Casaccia, en Roma, incorpora tantos espejos solares como para llenar una superficie de 88 metros cuadrados. Al sistema se suma como principal novedad respecto a los antecedentes tradicionales una microturbina para la que se han seguido los modelos de la industria automotriz.
Su papel en un engranaje compuesto por el concentrador solar, un receptor y la propia turbina no es otro que expandir el aire que fluye en el sistema, que el concentrador lleva previamente a una temperatura de entre 800 y 900 grados. Así, la microturbina logra que el generador rote a una velocidad de 150.000 revoluciones por minuto, con lo que se logra una potencia de salida que oscila entre los 3 y los 15 kW.
Un aspecto clave de esta propuesta que, según aseguran desde ENEA, puede aportar energía suficiente para cubrir las necesidades de 5 apartamentos, es su modularidad y la facilidad para gestionarlo. Con esto, destacan, esta tecnología se abre a viviendas, a pequeños comercios o empresas y, por qué no, a escuelas; estén o no conectadas a la red.
Dar con una solución apta para este tipo de superficies era la esencia con la que arrancó este proyecto de investigación, que perseguía habilitar un sistema pionero por su combinación de la energía solar de concentración y de la microturbina, que fuera al tiempo adecuado para su uso a pequeña escala. “Efectivo en costes, eficiente, fiable y fácil de mantener” eran otras de las cualidades en el punto de mira de los investigadores, según sostienen en la web oficial del proyecto.
Para garantizar el cumplimiento de todos estos puntos, el trabajo sobre este disco solar continúa. De hecho, lo hará durante todo 2018, cuando se desarrollarán pruebas en condiciones reales para evaluar su rendimiento y optimizar el sistema. En su desarrollo, financiado por la Unión Europea, han colaborado entre otros, además de ENEA, la Universidad Roma Tre, la City University of London, el Royal Institute of Technology de Estocolmo y la Universidad de Sevilla.
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