Actualizado: 14/07/2021
Nueva Delhi, la capital de la India y una de las ciudades más pobladas del mundo, se ha convertido en estas semanas en una enorme «cámara de gas». Más allá del símil, del primer ministro de la ciudad, Arvind Kejriwall, el nivel de contaminación del aire ha llegado a tal extremo que ha forzado incluso a cerrar los colegios y a que el Gobierno se plantee rociar la capital de agua para combatir la situación de emergencia.
Una combinación de varios elementos; esencialmente el enorme flujo de vehículos que circula día a día por la capital india, el polvo generado por la construcción y, también, la quema de rastrojos en los alrededores de la ciudad, han desencadenado esta emergencia que, en lo más visible, se ha traducido en una intensa neblina que llega incluso a dificultar la visión, tal y como se puede ver en las imágenes difundidas.
La contaminación ha alcanzado tal magnitud que las mediciones realizadas apuntaron a niveles de alto riesgo para la salud. Así, el nivel de contaminación del aire en la capital escaló hasta el 495, una cifra que supera con mucho lo que está considerado como asumible. Eso ocurriría ante mediciones de hasta 50; mientras que de 100 en adelante se entraría en niveles poco saludables.
Con una calidad del aire que supera casi en 5 veces ese límite, el riesgo para la población es evidente. La exposición a una contaminación semejante no solo impacta en personas enfermas o con el sistema inmune deprimido, sino que lo hace también con personas totalmente sanas.
Por ello, ante esta situación, las autoridades decidieron suspender las clases mientras la situación no mejorara, además de pedir que cualquier actividad exterior se limitara al mínimo imprescindible. Los médicos pidieron además que se cancelase la Media Maratón de Delhi a la que, pese a todo, decidieron finalmente sumarse miles de personas el pasado 19 de noviembre.
Lo sucedido activó además más medidas en el corto plazo, y podría también plantear cambios de más largo alcance. En el primer bloque, para contener esa situación de emergencia medioambiental las autoridades apostaron por limitar la circulación de camiones y por activar turnos de circulación para vehículos con matrículas pares e impares. Además, junto con las anteriores vías se optó por reducir el número de obras en ejecución en Nueva Delhi, así como por elevar los precios de los aparcamientos en un intento por fomentar el uso del transporte público.
Con un alcance mayor, al menos en el tiempo, las autoridades sopesan ahora dar luz verde a cambios en la legislación que podrían impactar en el bolsillo de los ciudadanos. Así, sobre la mesa está en estos momentos poder cambiar las políticas de precios para repercutir en los consumidores el gasto necesario para modernizar las instalaciones de las compañías eléctricas y, así, reducir las emisiones.
A la espera de que esta medida finalmente se apruebe y de que se puedan buscar nuevas soluciones, lo que está en jaque es la salud de millones de personas que, en esta situación de emergencia, se han visto expuestas a sufrir enfermedades respiratorias o incluso ataques de corazón; dolencias, entre otras muchas, que están estrechamente ligadas a la contaminación del aire.
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