Actualizado: 25/03/2023
Si pensabas que el plástico constituía la principal fuente de residuos del mundo, no es así. Te bastará con una ojeada rápida al suelo de cualquier calle de tu localidad para adivinar cuál es la que realmente lidera ese ranking: las colillas, con hasta 4’5 trillones (hablamos de millones de billones) arrojadas cada año. Y aunque la solución se resiste, un equipo holandés la está buscando ni más ni menos que en los cuervos que, con entrenamiento y cierta ayuda de la tecnología, podrían limpiar de colillas cualquier rincón del mundo.
Es, al menos, lo que están intentando desde Crowded Cities, iniciativa holandesa creada a mediados de 2017 que, desde el propio juego de palabras de su nombre (crow significa cuervo, y crowded atestado) señala objetivos: que esta especie de ave que sorprende a la comunidad científica por su inteligencia y por capacidades como la previsión, se encargue de recoger las colillas “de cualquier esquina de una ciudad y de sus hermosos parques”.
Para avanzar en este objetivo, los diseñadores Ruben van der Vleuten y Bob Spikman están dando forma a la tecnología que ayudará a los cuervos en esta desafiante tarea: la Crowbar. Aunque por el momento no se han desvelado muchos detalles, la imágenes señalan a un equipo similar en apariencia a una farola, en el que los cuervos depositarían los restos de cigarrillos.
La idea consiste en que, cuando estas aves dejen caer las colillas, estas sean reconocidas por una cámara incorporada al equipo. Así, en el momento en el que el sistema verifique que se trata de ese tipo de residuo, liberará una pequeña cantidad de alimento con la que se recompensará al cuervo por la tarea.
El siguiente paso, apuntan los impulsores de la propuesta, sería que “el cuervo se lo cuente a los demás” y otros se animen o, como ellos mismos admiten, “que guarde el secreto”. “No estamos seguros”, confirman sobre el comportamiento de los cuervos, que será determinante para que la idea fructifique.
Por ello, en cuanto la tecnología esté lista, se iniciará una fase de prueba con estas aves, que serán educadas y entrenadas para cumplir la función que se espera de ellas. “La máquina utiliza un proceso de cuatro pasos, probados para que los cuervos puedan asociar la recolección de colillas con la obtención de alimento”, aseguran los promotores de la idea.
Alarmados por los 6.000 millones de colillas que se arrojan a las calles de Holanda cada año, los impulsores de Crowded Cities tomaron como inspiración a Joshua Klein, un estadounidense que entrena a los cuervos para que recojan monedas; idea que va tomando cuerpo como The Crow Box. Partiendo de esa base, el equipo holandés espera que sus Crowbars funcionen y puedan ubicarse en cualquier punto de cualquier ciudad, para ayudar a limpiar el paisaje urbano de un residuo que puede tardar hasta 12 años en degradarse.
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