Actualizado: 21/10/2019
Dos años. Es el plazo que se baraja en Japón para el lanzamiento al mercado de unos nuevos paneles solares ultrafinos de perovskita que serán, además, ultraflexibles. Tanto, como para poder desplegarse en la carrocería de un vehículo y dar así un vuelco a los coches solares.
El anuncio de los medios de comunicación japoneses parece poner así el punto y final (o el punto de inicio) a un proyecto emprendido, mano a mano, por Panasonic y por Sekisui Chemical bajo el liderazgo del profesor de la Toin University of Tokohama, Tsutomu Miyasaka. Con la creación, el experto va por un Nobel, sugiere la prensa nipona.
Le llegue o no el premio, el trabajo que arrancó en 2009 parece encarar su recta final, con el desarrollo de células de perovskita de 20×20 centímetros. El tamaño aquí engaña, puesto que la idea es que puedan unirse unas a otras sin problema alguno, para crear largas láminas aprovechables para un sinfín de usos comerciales. Ligera, flexible y tan fina como una película fotográfica, esta tecnología del futuro podría comerle el terreno a los clásicos paneles de silicio en tejados, paredes, columnas o, como no, el exterior de los vehículos.
Otro punto a favor de la extensión de estas células cuando se confirme su salida al mercado será su menor coste. No en vano, hacia la perovskita miran muchos expertos de todo el mundo como uno de los materiales del futuro, precisamente por el ahorro que podrían suponer para la producción de tecnología para el aprovechamiento de las energías limpias.
Pero, además de por el coste, las soluciones en las que trabajan los expertos japoneses pretenden destacar también en eficiencia. En eso se están volcando buena parte de los esfuerzos actuales, con el objetivo de que la tecnología pueda llegar, al menos, al 20% de eficiencia. No es poco, teniendo en cuenta que todavía están lejos de ese porcentaje, y que los récords mundiales para este material están en el entorno del 24%.
La robustez del mecanismo es otro aspecto crucial, en especial si, como se espera, apunta entre sus nichos de mercado al sector del automóvil. Para no pinchar en este punto, desde Sekisui Chemical se ha recubierto la celda para evitar en lo posible su deterioro y, así, extender su vida útil al menos una década. Es, aproximadamente, la mitad que la de las celdas de silicio, si bien es cierto que también se recorta a la mitad el coste de producción respecto a estas. Además, este avance que está siendo respaldado por el Gobierno japonés, si por algo destaca es por su potencialidad para marcar un antes y un después al lograr que, casi cualquier lugar, sea bueno para captar energía solar.
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