Con los años, las encías se vuelven más sensibles, por lo que las rutinas de cuidado dental se van intensificando. A ello le tenemos que añadir encontrar alternativas que fueran respetuosas con el medio ambiente, que no llevaran tóxicos y químicos indeseables, que no testaran en animales… y, por supuesto, ¡que no llevaran ningún envase de plástico!
Sostenibilidad es un término que puede significar algo distinto para cada persona – al menos, a la hora de traducirlo en acciones- y para mí, llevar una vida sostenible es intentar combinar esos cuatro requisitos. Al principio creí que me resultaría difícil en el terreno de la higiene dental, ¡pero ha resultado ser una de las áreas más sencillas!
Es por eso que hoy quiero compartir contigo mi rutina de cuidado dental, sostenible y zero waste, por si estás abierto a probar alternativas eco, a ahorrar dinero (¡te lo aseguro!) y a tener la sonrisa más sana del planeta.
Cepillado de dientes.
Los dentistas recomiendan cepillarse los dientes después de cada comida, o al menos unas dos veces al día. Yo lo hago con un cepillo de bambú. Los cepillos hechos de bambú cada vez están más disponibles en las tiendas – y son asequibles, antibacterianos y biodegradables. Con ellos causamos un menor impacto medioambiental, ya que es un material natural que crece con mucha rapidez y nos ayuda a evitar la generación de más residuos plásticos (que terminan en el océano o en las playas).
Como dentífrico, uso dos métodos que cuidan de mis dientes y encías con gran precisión. Uno es casero; una pasta hecha de bicarbonato (antibacteriano), aceite de coco (blanqueador) y esencia de menta (refrescante) que guardo en un bote de cristal. El otro consiste en un dentífrico sólido de Crystal, hecho con arcilla verde y menta. Dura muchísimo, viene en una diminuta cajita metálica que cabe en el bolsillo, y puedes comprar recargas sin envase en bolsitas de papel.
¡A mí personalmente me encanta!
Enjuague bucal.
Después de cepillarme los dientes, siempre uso un colutorio casero. Los comerciales, aunque efectivos, suelen testar en animales y llevar ingredientes tóxicos que pueden perjudicar el medio ambiente. Además, ¡siempre vienen en botes de plástico! Por eso yo me hago el mío propio. En una botellita reciclada de cristal mezclo agua hervida ya enfriada, una cucharada de bicarbonato, 5 gotas de esencia de menta y 5 gotas de esencia de árbol del té.
El resultado es un enjuague bucal natural, sostenible, barato y muy efectivo. Termina de limpiar la boca en profundidad, combate el mal aliento y la placa dental, cuida de las encías sensibles y proporciona una gran sensación refrescante gracias a la menta. ¡Además, es un remedio estupendo ante infecciones de boca o principios de gingivitis!
Hilo dental.
Otro hábito que recomiendan los dentistas es usar hilo dental al menos una vez al día. Admito que esto es algo que nunca había hecho hasta hace poco, por pereza y por el doble envase de plástico que viene con este producto (por no mencionar que el propio hilo está hecho de nylon).
La verdad es que estoy encantada con esta alternativa. Es el último paso al final del día que hace que sienta que mi boca está completamente limpia y fresca, ¡y sin haber generado residuos de plástico! Una vez terminas el tubito, puedes comprar una recarga de 20 metros sin envases y rellenarlo fácilmente.
Oil pulling.
El oil-pulling es cada vez más popular alrededor del mundo. Consiste en meterte en la boca una diminuta cantidad de aceite de coco (una cucharadita, más o menos) y enjuagar como si se tratara de colutorio, entre 5 y 20 minutos. A continuación, lo escupes y te cepillas los dientes de manera normal.
El coco se adhiere al esmalte de los dientes y absorbe las bacterias, por lo que facilita una limpieza posterior más efectiva. Si bien existen muchas opiniones y pocos estudios al respecto, las propiedades de este aceite ayudan a cuidar de las encías y a prevenir el mal aliento.
Llevo haciendo oil pulling una vez al día desde el año pasado, y he notado sus efectos positivos. Mis encías son menos sensibles, el cepillado posterior me deja mayor sensación de limpieza, ¡y los dientes se me han blanqueado un poco! Es un paso muy sencillo, y solo necesitas aceite de coco ecológico en un bote de cristal.
Blanqueador de dientes.
Por último, hago un tratamiento semanal de blanqueamiento de dientes. ¡Y no! No implica gastos extras, aparatos eléctricos, tiritas milagrosas o polvos de carbón activo en botecitos de plástico (aunque he oído que estos últimos funcionan muy bien). Mi manera cero residuos de tener unos dientes más blancos es pre-cepillarme los dientes con cúrcuma. ¡Sí, sí, cúrcuma! Su poder abrasivo -solamente algo menor que el bicarbonato- limpia y blanquea el esmalte dental. ¿Quién lo iba a decir?
Se puede utilizar cúrcuma en polvo a secas, pero por comodidad yo preparo en un botecito de cristal una pasta con cúrcuma y aceite de coco, y lo utilizo como si fuera un dentífrico normal. Cuando te cepillas los dientes con esta pasta se te vuelven naranjas, pero en cuanto te los lavas vuelven a aparecer limpios y brillantes. Y, con el tiempo, ¡más blancos!
Dicen en los países nórdicos que una buena salud dental conduce a una buena salud general. ¡Y qué razón tienen! Espero que estos 5 hábitos zero waste te hayan servido de inspiración y que te motiven a incorporar más sostenibilidad en tu cuidado dental.
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