Un nuevo consorcio financiado por el gobierno de Estados Unidos estudia los factores que merman la fiabilidad de los módulos fotovoltaicos para evitar su degradación y mantener el fin de su vida útil lo más lejos posible.
Se están utilizando pruebas de esfuerzo aceleradas y análisis forenses de materiales.
La fotovoltaica perfecta.
Alto rendimiento energético, bajo coste y fiabilidad a largo plazo. En otras palabras, la tecnología no sólo debe ser eficiente y económica, sino también duradera.
Sin embargo, hoy en día, a pesar de los progresos realizados, la vida útil de los paneles solares es de 20 a 30 años de media. Con el tiempo, la exposición a los agentes externos deteriora lentamente el rendimiento de los módulos, reduciendo gradualmente la producción.
Entender los mecanismos que subyacen a este deterioro y prevenirlo sigue siendo un reto abierto al que el proyecto DureMAT (Durable Module Materials) intenta dar respuesta.
Proyecto DureMAT
Lanzado en noviembre de 2016 con financiación del gobierno estadounidense, DuraMAT ha creado un consorcio de múltiples laboratorios que, bajo el liderazgo del Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL), trabaja para prolongar la vida útil de los paneles solares.
Durante más de cinco años, los científicos del proyecto han estado explorando nuevas ideas para prolongar la vida de los módulos fotovoltaicos hasta los 50 años.
Este trabajo ha implicado el desarrollo de nuevas pruebas de estrés aceleradas combinadas con la ciencia forense de los materiales y modelos físicos detallados de posibles fallos.
Los datos recogidos permitieron a la red de laboratorios seleccionar los problemas clave. Y ofrecer sus capacidades a terceros para crear nuevas estrategias de resolución.
Vida útil paneles solares, problemas y soluciones.
Se ha desarrollado un proceso escalable de pulverización de plasma para depositar revestimientos antihumedad con propiedades antirreflectantes, capacidad adhesiva, espesor y densidad controlados.
Y un nuevo método para analizar la «bondad» química y mecánica de la llamada lámina posterior, la capa inferior del módulo que proporciona un aislamiento eléctrico y una integridad mecánica críticos.
Con la ayuda del consorcio, Osazda Energy ha ideado una tecnología rentable para ayudar a las células solares a resistir las grietas, dándoles además la capacidad de autorrepararse.
Gran parte de nuestra investigación sigue centrándose en la fiabilidad y la durabilidad de la cartera de tecnologías comerciales.
Ahora estamos cambiando nuestro énfasis hacia las pruebas predictivas y los métodos de modelización que nos permitirán evaluar la fiabilidad de las nuevas tecnologías con mayor rapidez y precisión. La fotovoltaica debe seguir mejorando y los ciclos de desarrollo de productos pueden ser mucho más rápidos que los ciclos de pruebas de fiabilidad. Tenemos que encontrar una manera de evaluar el rendimiento a medida que la industria crece rápidamente.
Teresa Barnes, investigadora principal del NREL y directora de DuraMAT.
Más información: www.duramat.org
Deja una respuesta