Utilizando el modelo de Madingley y la teoría neutral, los investigadores han creado una simulación para estimar el número total de especies y la rapidez con que surgen nuevas especies.
- Hasta 3 millones de especies animales terrestres sin descubrir.
- Simulación científica con modelos ecológicos avanzados.
- Especies pequeñas y carnívoros: evolucionan más rápido.
- Falta de datos dificulta políticas de conservación efectivas.
- El modelo puede predecir impactos del cambio climático en biodiversidad.
- Herramienta clave para proteger ecosistemas antes de que sea tarde.
¿Y si aún no conociéramos a la mayoría de los animales de la Tierra?
Aunque suene a película de ciencia ficción, la mayor parte de las especies animales del planeta todavía no ha sido descubierta. Se estima que podrían existir entre 1 y 3 millones de especies terrestres que aún no han sido clasificadas por la ciencia. No se trata de grandes criaturas exóticas escondidas en la selva, sino de organismos tan pequeños, escasos o remotos que simplemente han pasado desapercibidos.
Este hallazgo no proviene de suposiciones. Un equipo internacional de científicos, liderado por el profesor James Rosindell del Imperial College London, ha usado una combinación inédita de modelos ecológicos para estimar cuántas especies quedan por descubrir y qué tan rápido aparecen nuevas.
La clave está en los más pequeños… y en los carnívoros
Uno de los descubrimientos más sorprendentes del estudio es que los animales pequeños evolucionan más rápido. Lo mismo ocurre con los carnívoros, que, comparados con herbívoros del mismo tamaño, muestran una mayor velocidad de especiación (es decir, de formación de nuevas especies).
¿Y por qué importa esto? Porque si entendemos qué grupos cambian más rápido, podemos anticipar qué partes del ecosistema son más frágiles o dinámicas. No todo lo que evoluciona rápido está a salvo. La destrucción del hábitat puede borrar a especies recién aparecidas antes incluso de que sepamos que existen.
Una simulación para ver lo que no vemos
Este estudio unió por primera vez dos potentes herramientas: el modelo Madingley, que simula la abundancia de organismos en el planeta, y la teoría neutral de la biodiversidad, que explica la relación entre la aparición de especies y el tamaño de sus poblaciones. Al combinarlas, se obtuvo una nueva perspectiva para identificar especies invisibles a simple vista, pero fundamentales en el equilibrio ecológico.
Es como si alguien encendiera la luz en un sótano que siempre estuvo oscuro. De pronto, empezamos a ver patrones que antes estaban completamente ocultos.
Un mapa de la vida… con visión de futuro
El objetivo final de este trabajo no es solo saber cuántas especies hay, sino predecir qué pasará con ellas en escenarios de cambio climático y pérdida de hábitat. ¿Qué animales desaparecerán primero si sube la temperatura global? ¿Qué regiones del mundo sufrirán más si seguimos deforestando?
Responder a estas preguntas puede ayudar a enfocar mejor los esfuerzos de conservación. Ya no se trata solo de salvar pandas o tigres, sino de proteger también a miles de especies menos carismáticas, pero esenciales para el funcionamiento de la vida en la Tierra.
Este tipo de simulaciones puede cambiar la forma en que protegemos el planeta. Al identificar dónde y cómo están naciendo nuevas especies, se pueden priorizar zonas clave para la biodiversidad. Esto es vital en un contexto de crisis climática, donde cada euro invertido en conservación cuenta.
Además, al entender cómo se forma la vida, también podemos anticipar cómo evitar que desaparezca. La sostenibilidad no solo trata de reducir emisiones, sino también de cuidar los equilibrios invisibles de los que dependemos sin darnos cuenta.
¿Qué podemos aprender?
- Aún sabemos poco del mundo que habitamos. La mayoría de las especies animales siguen ocultas. No podemos proteger lo que no conocemos.
- La biodiversidad no es un lujo, es una necesidad. Incluso las especies más diminutas sostienen los ecosistemas que nos dan aire, agua y alimentos.
- La tecnología bien usada puede salvar vidas. Estas simulaciones ayudan a enfocar esfuerzos donde realmente importan.
- La conservación debe incluir a los olvidados. No solo las especies famosas corren peligro; muchas ni siquiera han sido descubiertas.
- La adaptación es constante. La naturaleza cambia todo el tiempo. Nuestra responsabilidad es no acelerar su destrucción.
Si queremos que nuestros hijos vean un mundo tan vivo como el que heredamos, necesitamos mirar más allá de lo evidente. Proteger la biodiversidad empieza por entenderla, incluso si eso significa contar con la ayuda de algoritmos que ven lo que nosotros aún no podemos ver.
Más información: Species Richness and Speciation Rates for all Terrestrial Animals Emerge from a Synthesis of Ecological Theories | Systematic Biology | Oxford Academic
Ricardo Monges Fonseca dice
Proteger la biodiversidad tiene prioridad en todos los sentido.Nosotros ya vivimos, debemos pensar seriamente en el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos.
Ricardo Cardona dice
Muy buena investigación. Útil para conservar muestra civilización sostenible.
Anónimo dice
😘