La nutrición es uno de los pilares fundamentales para mantener una correcta salud física y también mental. Independientemente de estar más o menos en forma, una adecuada alimentación nos evita enfermedades como la anemia, la diabetes, una hipertensión arterial alta e incluso enfermedades odontológicas, como las temidas caries dentales.
Actualmente, en nuestra sociedad hay muchas etiquetas con las que denominar a unos tipos de alimentos y otros. Lo mismo sucede con las dietas: veganas, pescaterianas, a base sólo de proteína animal, vegetarianas, etc. Pero nadie habla sobre qué es la comida real y qué no lo es.
Comida real, buenos procesados y ultraprocesados
Los alimentos podemos clasificarlos según el grado en que han sido intervenidos por el ser humano en tres grupos: comida real, buenos procesados y alimentos ultraprocesados (que ya os avanzamos que conviene evitar consumir).
La comida real
Dentro de este grupo se encuentran los alimentos que apenas han sido procesados. O, que en caso de que sí lo hayan sido, siguen conservando la mayor parte de su composición natural intacta. Y, por tanto, sus propiedades siguen siendo saludables.
Por citar unos cuantos ejemplos, todas las hortalizas, verduras y frutas, frutos secos, legumbres, pescado y marisco fresco, tubérculos, leche fresca, cereales 100% integrales, huevos, cafés e infusiones… y alimentos de este tipo son comida real.
Los buenos procesados
Son alimentos también saludables, pero que han sido intervenidos artesanal o industrialmente, aunque sin perjudicar ni alterar las buenas propiedades que ya estaban presentes de forma natural en el alimento.
En este grupo se engloban la mayoría de los alimentos que consumimos habitualmente. Son más económicos que los del grupo anterior y, aunque procesados, siguen siendo sanos. Los podemos reconocer fácilmente por los envases en los que se distribuyen y también por el etiquetado, donde se incluyen varios ingredientes (entre 1 y 5).
Algunos ejemplos de alimentos buenos procesados son el aceite de oliva virgen extra (AOVE), la leche UHT, el chocolate y cacao superior al 70%, el gazpacho envasado y las hortalizas congeladas. Todo lo que sea comida real y que haya sido congelado, también entra dentro de esta categoría.
Los ultraprocesados
Y ya, por último, tenemos a los alimentos ultraprocesados. Estos son los que se deben evitar. Todo lo que sea refinado: harinas refinadas, aceites refinados… y lo que presente azúcares añadidos, aditivos varios y sal, se considerará ultraprocesado. Las pizzas industriales, los zumos envasados y las salsas comerciales se engloban dentro de este grupo de alimentos. Conviene evitar también las bebidas energéticas y sustituirlas, si es que nos cansamos del agua, por infusiones digestivas naturales.
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