Actualizado: 10/11/2022
Las estufas de mampostería son un sistema de calefacción ecológico, cómodo y seguro, muy usado en el pasado, pero que debe ser adoptado en el futuro, para contaminar menos y disfrutar de un excelente confort en tu casa.
Calentar tu casa con madera forma parte de la cultura centenaria y nos recuerda las típicas casas de nuestros pueblos.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y la legislación es cada vez más restrictiva. De hecho, desde hace varios años, la madera se considera uno de los combustibles más contaminantes, especialmente en lo que se refiere a la producción de polvo fino.
Pero hoy día hay estufas que queman leña de forma muy eficiente y pueden emitir hasta treinta veces menos material particulado que las estufas de metal o las chimeneas comunes.
Entre estas estufas se encuentran las de mampostería construidas in situ, que no por casualidad no se han visto afectadas por las prohibiciones.
Calor homogéneo.
La calidad del calor es muy importante para la salud.
Las estufas nos permiten tener una agradable sensación de calor homogéneo incluso si la temperatura del aire es relativamente baja; en cierto modo es lo mismo que sucede en las montañas cuando, con el sol en la cara, estás en mangas de camisa, incluso si el aire está a 5° C.
La estufa produce aproximadamente el 80% del calor por irradiación y el 20% del aire caliente a baja temperatura.
Además, si te apoyas en la superficie radiante, disfrutarás de un calor agradable por contacto. De hecho, las superficies pueden alcanzar los 40-80° C, pero al estar en mampostería no se queman.
Tipos de estufas y sus principales características.
Estufa de Metal.
La chimenea abierta permite un contacto directo con el fuego pero quema la leña a bajas temperaturas. El metal quema el polvo que se distribuye en la habitación junto con grandes cantidades de aire caliente.
Para que la madera dure más, existe una práctica de ahogar la corriente de aire y reducir el aire de combustión. Si se combina con madera húmeda la calidad del aire se ve seriamente afectada.
En el proceso se produce grandes cantidades de polvo fino y sustancias tóxicas (dióxido de nitrógeno). El hollín producido por los gases no quemados se acumulan en el tubo para evacuación de humos y provoca riesgo de incendio.
Estufas de pellets.
Las estufas de pellets de madera tienen alto rendimiento ya que recuperan el calor residual del humo para generar más calor. Si están hechas de metal producen polvo de ceniza y un calentamiento desigual del aire caliente.
Tienen buena combustión y producen poca contaminación; de hecho después de los primeros minutos no se ve el humo que sale de la chimenea.
Estufa de mampostería de inercia térmica.
Se sustenta en la acumulación del calor para conseguir una alta inercia térmica. Están compuestas por una caja de fuego y conductos por donde circula el humo.
Produce una combustión limpia gracias a la cámara de combustión. En esencia, acumula el calor en la masa de la mampostería de la estufa y la va cediendo poco a poco al ambiente.
Si se usa arcilla en su fabricación, se potencia el efecto por la inercia térmica de la propia arcilla. Se trata de un sistema de calefacción totalmente independiente de las redes de combustibles fósiles o de energía y no es vulnerable en caso de apagones o problemas económicos.
Leña seca para estufas.
Para todo tipo de estufa se recomienda el uso de madera seca y picada, preferiblemente que se encuentre almacenada lejos de la lluvia por dos años. Si cumple con estas condiciones, producirá poco humo y hollín al ser quemada.
Este aspecto influye también en el manejo del bosque. Evita la tala de árboles pues solo es necesario cortar arbustos secos o ramas secas.
Las estufas modernas de albañilería, con combustión calibrada, tienen una eficiencia que oscila entre el 78% y el 90%. Sólo se usan una o dos horas al día, durante unas trescientas horas al año, frente a las 2400 horas de una estufa metálica, que trabaja con fuego continuo durante dieciséis horas al día: así los peligros disminuyen proporcionalmente.
En las estufas de mampostería, sólo se quema madera seca, picada y partida, y se almacena lejos de la lluvia durante dos años.
De esta manera, tendrá una humedad inferior al 18% y se quemará de forma efectiva, haciendo unos 4 kW por kg, con poco humo y poco hollín. La leña seca debe utilizarse siempre en todos los aparatos, desde las chimeneas hasta las estufas.
La madera de un año de edad, o peor aún la madera cortada en primavera y quemada en otoño del mismo año, contiene alrededor del 35% de agua y cada kilogramo rinde alrededor de la mitad, alrededor de 2 kW/kg.
La temperatura es homogénea, el aire no se mueve mucho en la habitación y mantiene alrededor del 50% de humedad. Son mucho más seguras porque, aparte de la puerta, las estufas no arden. Además, producen poca contaminación: después de los primeros minutos no se ve el humo que sale de la chimenea ni hay malos olores, y esto es una señal de buena combustión.
Paula Alves. dice
Me gusta mucho, tengo una algo parecida en cuanto al funcionamiento; ésta es más bonita y creo má efectiva. Yo le agregaría un horno en algún lugar. Son muy prácticos y efectivos.