Actualizado: 10/05/2021
En las bayas del jambul, conocidas en la India como fruta de los dioses, podría estar la clave para una nueva generación de paneles solares más baratos y respetuosos con el medioambiente. El secreto de estos sistemas está en que, en vez de echar mano del silicio, se valdrían de los pigmentos naturales que contienen estos frutos por su capacidad de absorción de la energía solar. Con una enorme disponibilidad de frutos de jambul y facilidad para extraer el pigmento, el reto ahora es mejorar la eficiencia de estos paneles, que hasta la fecha se ha situado en un 0’5%, todavía muy lejos del 15% de media para los paneles convencionales.
Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología Roorkee está trabajando sobre esta posibilidad, que se abrió después de que una investigación en busca de los motivos por los que el jambul es de color negro les llevará a descubrir las propiedades para captar energía solar de las antocianinas que contiene este fruto y otros muchos, como las uvas, los arándanos, las cerezas o las frambuesas, entre otros.
Tras extraer las antocianinas con etanol, uno de los métodos habituales, tres investigadores del citado centro de investigación usaron este pigmento en células solares sensibilizadas por colorante, lo que se conoce como DSSCs por sus siglas en inglés (Dye Sensitized Solar Cells).
En concreto, los investigadores han empleado jugos naturales extraídos de diversos frutos además del jambul, entre ellos ciruelas, frutas del bosque y pasas negras de Corinto. Los mejores resultados se obtuvieron con los pigmentos obtenidos de las pasas de Corinto y de una mezcla de frutas del bosque que, por ahora, han arrojado una eficiencia del 0’55 y del 0`53%.
“La disponibilidad de estas frutas y jugos, la alta concentración de antocianinas en ellos, y la facilidad de la extracción de los tintes, hacen de estas frutas una nueva vía para la fabricación de células solares más baratas”, apuntan los impulsores de esta iniciativa, que podría dar el empujón definitivo a la India para avanzar hacia su objetivo para 2030, cuando espera obtener el 40% de su energía de las renovables. Además, según afirman los científicos, la propuesta cuenta con más ventajas. Al no ser tóxicas y ser biodegradables, las antocianinas no son solo más asequibles, sino que son también más respetuosas con el medioambiente al hacer innecesario el uso de colorantes sintéticos para los paneles solares.
Más información en Journal of Photovoltaics.
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