La floración récord de algas en el Océano Atlántico podría explicarse por los volúmenes de biomasa y fertilizantes vertidos por el río Amazonas.
Las algas sargazo, en la cantidad adecuada, producen oxígeno y se convierten en hábitats para la fauna marina, pero la floración excesiva compromete la salud de los corales, las playas y los seres humanos.
La deforestación masiva del Amazonas y el vertido en los océanos de cantidades cada vez mayores de fertilizantes podría haber alimentado la mayor floración de algas Sargazo en el Océano Atlántico: para apoyar esta hipótesis, un estudio publicado en la revista Science por un equipo de investigación internacional que, utilizando datos de los satélites de la NASA, ha seguido la evolución de lo que se conoce como el Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico, una inmensa área de algas que se extiende desde las costas de África Occidental hasta el Caribe.
La marea de algas Sargasso en flor este año se extiende a lo largo de unos 8.850 kilómetros con un peso estimado de más de 20 millones de toneladas. Este tipo particular de alga es típico del centro-oeste del Atlántico (el llamado Mar de los Sargazos) y es bien conocido desde los primeros cruces oceánicos (incluso Cristóbal Colón lo informa en sus registros).
Las algas no son en sí mismas un problema para el medio ambiente marino: dentro de ciertas cantidades, se convierten en un hábitat perfecto para algunas especies animales como las tortugas y los cangrejos, además de producir oxígeno. Sin embargo, la excesiva floración registrada en los últimos 10 años ha causado daños a los ecosistemas oceánico y terrestre: cuando grandes cantidades de algas Sargazo llegan a las zonas costeras y mueren, terminan en el lecho marino, asfixiando a los corales y a las microalgas. En algunos casos, los grupos de algas pueden incluso impedir el movimiento de grandes animales marinos como delfines, tiburones y cetáceos.
Además, cuando esta enorme masa de algas llega a la orilla, comienza a descomponerse rápidamente, liberando sulfuro de hidrógeno, el gas con el olor característico de los huevos podridos, que puede causar dificultades respiratorias a los asmáticos y tiene consecuencias inevitables en el flujo de turistas en las zonas afectadas.
El equipo de investigadores, coordinado por la Facultad de Ciencias Marinas de la USF, ha observado un aumento en la proliferación de algas desde 2011. En un intento por explicar el fenómeno, los estudiosos han tratado de relacionarlo con el flujo de nutrientes introducido en el Océano Atlántico por el río Amazonas, el mayor contribuyente al nacimiento y desarrollo de Sargazo, junto con el aumento de los nutrientes de las profundidades de las costas de África Occidental: según los investigadores, el aumento de la deforestación y el uso de fertilizantes en el bosque pluvial de América del Sur, ha introducido en el océano un récord en cuanto a cantidad de nutrientes que a su vez, ha alimentado el auge de las algas.
La hipótesis se encuentra todavía en la fase preliminar, pero todos los indicadores se mueven hacia un vínculo claro con la actividad humana: «La química del océano debe ser cambiada para alimentar un florecimiento tan fuera de control – comentó Chuanmin Hu, uno de los principales autores de la investigación – Después de casi 20 años de observaciones, puedo asumir que la formación del Gran Cinturón de sargazos atlántico se convertirá en algo normal».
Más información: science.sciencemag.org
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