Actualizado: 21/03/2021
La extensión de las baterías de ion de litio a teléfonos móviles o vehículos eléctricos es una apuesta potente para avanzar hacia modelos más sostenibles y respetuosos con el medioambiente. Sin embargo, el aumento de su demanda entraña riesgos: el trabajo infantil, la explotación y la expulsión de comunidades rurales de sus tierras figuran en esa lista que se interpone, para empañarlas, en las potenciales ventajas asociadas a estas baterías.
Si hay algo de lo que las baterías de iones de litio no pueden prescindir es del cobalto. Para obtenerlo, las multinacionales deben mirar al Sur, donde se concentran las principales reservas de este mineral. Argentina, Bolivia o Chile figuran entre las principales fuentes de cobalto, entre las que destaca la República Democrática del Congo, con la mitad de las reservas mundiales.
Pero esta no es la única razón por la que sobresale el país africano. Otra es por el porcentaje de niños de entre 5 y 14 años que se ven obligados a trabajar: el 15% según datos de UNICEF. Con una mezcla de minas oficiales y minas artesanales que operan bajo sus propias reglas, se prevé que la realidad de los mineros del Congo pueda superar estos porcentajes. Así, tras el cobalto empleado en los países industrializados para reducir el consumo de combustibles fósiles, el otro extremo de la cadena lo marcan situaciones de explotación infantil, esclavitud y desafíos para la salud y la seguridad de quienes trabajan en las minas. En gran parte de ellas, los derechos laborales sencillamente no existen.
Descubrir que una multinacional se vale de minerales extraídos en semejantes condiciones supone una vulneración de los derechos humanos más básicos.
Además de las posibles implicaciones legales que esto puede tener, operar con minas que someten a los trabajadores a condiciones nefastas tiene un potente impacto sobre la marca que las emplee y sobre las propias ventajas del uso de baterías de ion de litio en general.
Muchos expertos y organizaciones del tercer sector demandan por ello que las empresas tecnológicas o automovilísticas garanticen la trazabilidad del cobalto a lo largo de toda la cadena, también desde la propia mina. Con esto se descubrirían y podrían evitarse situaciones como las que se suceden en el Congo, o como otras que se están denunciando desde el Cono Sur latinoamericano.
La previsión de que la demanda de cobalto no haga más que crecer de manera exponencial en los próximos años ha hecho que en países de América Latina como Argentina, pequeñas comunidades indígenas estén siendo presionadas para abandonar sus tierras, o para quedarse en ellas, pero renunciando al agua, para satisfacer las necesidades de recursos hídricos de la industria minera.
Si quieres saber más sobre las condiciones en las que se trabaja en las minas de cobalto, puedes encontrar información y vídeos en investigaciones como esta, de Sky News.
César dice
Eso en el primer mundo a quien le importa..!!!! A un 2% con conciencia..!!! Dejemonos de hipocrecia barata..