Los parques son la infraestructura verde, azul y gris (GBGI) más eficaz para reducir la contaminación del aire en toda la ciudad hasta en un 22%. Entre los 51 tipos de GBGI, como árboles, muros verdes y setos, los parques demostraron ser los más efectivos en contextos de carreteras abiertas, plantar árboles redujo la contaminación del aire hasta en un 77%.
La importancia de los parques en comunidades sostenibles para la mejora de la calidad del aire
La inclusión de parques en las nuevas comunidades no solo mejora la calidad de vida, sino que juega un papel crucial en la reducción de la contaminación del aire. Este hallazgo ha sido respaldado por un reciente estudio realizado por ingenieros de la Universidad de Bath en colaboración con el Centro Global de Investigación sobre Aire Limpio (GCARE) de la Universidad de Surrey.
Espacios verdes como infraestructura clave para la sostenibilidad urbana
El estudio, que analizó 51 tipos diferentes de infraestructura verde, azul y gris (GBGI, por sus siglas en inglés), encontró que los parques son las soluciones más efectivas para reducir la contaminación atmosférica en las ciudades, logrando hasta un 22 % de disminución en los niveles de polución. Entre las estrategias analizadas también se incluyen árboles en carreteras abiertas, muros verdes y setos. De todas ellas, los árboles en carreteras abiertas destacaron por su eficacia, alcanzando reducciones de hasta un 77 % de la contaminación.
Sin embargo, el diseño y la ubicación de estas infraestructuras verdes son determinantes. Por ejemplo, plantar árboles en cañones urbanos estrechos puede empeorar la calidad del aire, debido a la acumulación de contaminantes por la limitada ventilación.
RECLAIM: un proyecto innovador
Este trabajo forma parte del proyecto RECLAIM, una iniciativa financiada con £1,45 millones por el Consejo de Investigación e Innovación del Reino Unido. Su objetivo es transformar espacios urbanos vulnerables en lugares más saludables para las personas. El proyecto reúne a instituciones como el Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido y las universidades de Bangor y Warwick, junto a GCARE y Bath.
El profesor Prashant Kumar, director del proyecto, señaló: “Estamos comenzando a comprender el poder de la infraestructura verde para combatir la contaminación urbana, pero su efectividad depende de cómo y dónde se implementa. Nuestra investigación muestra que un diseño bien pensado puede reducir los niveles de carbono negro en un 40 %, haciendo nuestras comunidades más saludables y sostenibles.”
Repercusiones globales de la contaminación del aire
La Organización Mundial de la Salud estima que la contaminación del aire exterior fue responsable de 4,2 millones de muertes en 2019. Las principales fuentes incluyen el tráfico vehicular, la generación de energía y el uso de combustibles para cocinar y calentar en viviendas. En este contexto, las infraestructuras verdes, como techos verdes y árboles en las calles, se presentan como herramientas clave para mitigar estos impactos negativos.
Dr. Jannis Wenk, de la Universidad de Bath, destacó: “Los entornos urbanos están en la primera línea de los impactos del cambio climático y requieren estrategias efectivas para mitigar la contaminación. Nuestro trabajo integra estudios de campo, análisis de casos y modelos para escalar soluciones sostenibles que beneficien tanto a las generaciones actuales como futuras.”
Necesidad de más investigación para maximizar el potencial de GBGI
A pesar de los avances, los investigadores subrayaron que muchas soluciones basadas en GBGI carecen de suficiente evidencia científica sobre su efectividad en la eliminación de contaminantes. Actualmente, muchas decisiones se basan en juicios de expertos. El profesor Kumar hizo un llamado a cerrar esta brecha de conocimiento para tomar decisiones mejor informadas y aprovechar al máximo el potencial de estas soluciones sostenibles.
La incorporación estratégica de parques y otras infraestructuras verdes en los entornos urbanos puede desempeñar un papel esencial en la lucha contra la contaminación atmosférica y el cambio climático. La planificación urbana debe priorizar el diseño sostenible e inclusivo para garantizar comunidades más saludables y resilientes. Este enfoque no solo combate la contaminación, sino que también mejora la calidad de vida y contribuye a un futuro más sostenible para las ciudades del mundo.
Vía www.bath.ac.uk
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