Los investigadores diseñan una resina compuesta para las palas que puede descomponerse para fabricar nuevos productos, incluidos los caramelos y gominolas.
El bioplástico de las palas de los aerogeneradores podría convertirse en ositos de goma.
A medida que la energía eólica va adquiriendo un mayor protagonismo en el conjunto de las energías renovables, algunos científicos se adentran en el futuro para abordar el problema de los residuos. ¿Qué pasa con las turbinas eólicas cuando envejecen?
Hemos visto algunas ideas ingeniosas sobre cómo salvar las palas de las turbinas gigantes del vertedero al final de su vida útil, ahora un equipo de la Universidad Estatal de Michigan (MSU) acaba de lanzar otra con un potencial muy amplio y delicioso.
A medida que se ponen en marcha parques eólicos cada vez más grandes en todo el mundo, y los operadores recurren a palas cada vez más grandes para hacerlos funcionar, la cuestión de los residuos se hace más pertinente. Los compuestos termoestables que componen las palas de las turbinas actuales no pueden reciclarse (aunque ya hay proyectos para palas 100% reciclables) y, con una vida útil de unos 25 años, algunos estudios sugieren que en 2050 habrá más de 40 millones de toneladas de este material en los vertederos.
Hemos visto cómo los científicos han desarrollado resinas autopolimerizables que podrían mejorar la reciclabilidad de los álabes de las turbinas, y cómo grandes empresas energéticas como GE y Siemens Gamesa han elaborado sus propias recetas para convertirlos en otros productos valiosos. Un equipo de ingenieros químicos de la Universidad de Michigan, dirigido por John Dorgan, ha aportado su experiencia a este dilema y considera que el problema se está agravando.
Las palas de los aerogeneradores más grandes son más eficientes, por lo que las empresas siguen fabricando palas cada vez más grandes. A menudo, los parques eólicos sustituyen las palas de las turbinas antes del final de su vida útil porque los parques pueden generar más electricidad con palas más grandes.
John Dorgan
Dorgan y su equipo han desarrollado una nueva resina para las palas de las turbinas que consiste en fibras de vidrio y polímeros sintéticos y derivados de plantas. El material se transformó en paneles que se sometieron a pruebas de resistencia y durabilidad, y el equipo descubrió que cumplían los requisitos de rendimiento para su uso en turbinas o incluso en automóviles.
Sin embargo, lo más impresionante fue el potencial de reciclaje de la nueva resina. Los paneles podían disolverse y eliminar las fibras de vidrio, lo que permitía fundir el material en nuevos productos. El equipo la mezcló con diferentes minerales para producir piedra cultivada que podría utilizarse como encimeras de cocina, y dicen que podría mezclarse con otras resinas plásticas para hacer cosas como cubiertas de ordenadores portátiles.
Lo bueno de nuestro sistema de resina es que, al final de su ciclo de uso, podemos disolverla y eso la libera de la matriz en la que se encuentra, de modo que puede utilizarse una y otra vez en un bucle infinito. Ese es el objetivo de la economía circular.
John Dorgan
En un experimento, el equipo utilizó una solución alcalina para digerir la resina, que la redujo a materiales acrílicos para su uso en ventanas y luces traseras de automóviles. Este proceso también produjo lactato de potasio, que puede purificarse y convertirse en caramelos, una posibilidad teórica que el equipo se sintió obligado a probar.
Recuperamos lactato de potasio de calidad alimentaria y lo utilizamos para hacer caramelos de goma, que yo me comí.
John Dorgan
Los científicos quieren aprovechar estos prometedores resultados para fabricar palas de turbina de tamaño moderado para probarlas en el terreno, aunque la ampliación tendrá sus dificultades.
La limitación actual es que no hay suficiente bioplástico para satisfacer este mercado, por lo que se necesita un volumen de producción considerable si queremos empezar a fabricar turbinas eólicas con estos materiales.
John Dorgan
Vía www.scientificamerican.com
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