Actualizado: 11/05/2021
La irrupción de las energías renovables en el transporte marítimo, uno de los que más contribuye a la contaminación del aire, está cada vez más cerca de convertirse en realidad. Es, al menos, lo que se desprende de los avances de un ambicioso proyecto liderado por la compañía japonesa Eco Marine Power (EMP), que prevé poner a prueba el que puede convertirse en el primer buque de carga que integra energía solar y eólica. Si todo marcha, la empresa apunta a 2018 para iniciar el despliegue mundial de su tecnología.
En concreto, la innovación en la que trabaja la empresa es Aquarius MRE, un sistema avanzado de velas rígidas, paneles solares marítimos, módulos de almacenamiento de energía y computadoras. Todo ello permitirá a los barcos aprovechar las energías renovables y reducir su huella de carbono, captando y almacenando energía procedente del viento y del sol. Estos equipos, que pueden mantenerse en uso cuando el barco están anclado o en puerto, pueden configurarse con una mezcla de sensores, paneles fotovoltaicos y otros generadores de energía.
Esta tecnología se puede incorporar en cualquier tipo de barco, tanto existente como en diseño. Además, aunque está siendo diseñada con grandes buques en mente, lo cierto es que será adaptable a prácticamente cualquier modelo, como barcos para el transporte marítimo de mercancías, pequeños ferris de pasajeros o barcos turísticos.
La innovación propuesta por la empresa, que permitiría ahorrar hasta un 40% del combustible y reducir con ello de forma importante las emisiones, se acompaña de su puesta en práctica con un gran buque en lo que se ha llamado proyecto Aquarius Eco Ship.
A finales de julio, la compañía anunció que está prácticamente lista para iniciar las pruebas de Aquarius MRE, necesarias para seguir avanzando hacia el primer buque de mercancías con captación integrada y almacenamiento de energía solar y eólica.
Para llegar a ese punto, se están realizado estudios de viabilidad en tres grandes buques -Belgrano, Nord Gemini y Bulk Chile-, en los que se realizarán pruebas de a bordo, además de tomarse datos. Esto ayudará a determinar aspectos como la potencia que puede proporcionar esta tecnología y la dimensión que podrían alcanzar las instalaciones solares.
Una vez finalice el estudio se seleccionará a uno de los buques para arrancar la fase de pruebas del sistema, que se prolongará entre un año y un año y medio. Finalizado ese plazo, y si los resultados casan con las expectativas generadas sobre esta tecnología, la reducción de la huella de carbono del sector del transporte marítimo puede estar más cerca.
Katherine Arratia dice
Qué súper! También podrían utilizar la energía de las corrientes oceánicas, saludos!