Actualizado: 14/07/2021
Científicos chinos han logrado que el arroz crezca en agua salada y que lo haga a un nivel de producción que permita que esta innovación sea viable comercialmente. De hecho, los impulsores de este experimento estiman que, gracias a él, se podría producir tanto arroz como para alimentar a 200 millones de personas.
A los mandos de este revolucionario proyecto ha estado Yuan Longping, pionero conocido popularmente como el padre del arroz híbrido. De sus experimentos procede alrededor del 20% del arroz que se produce en el mundo.
Para llegar a este punto, los investigadores plantaron 200 variedades de arroz en Qingdao, ciudad costera ubicada en la provincia de Shandong. Con esto, arrancó una fase de prueba para comprobar la resistencia de estos tipos de arroz a ambientes salinos y alcalinos.
Para ello, los científicos emplearon agua salada del Mar Amarillo que fue diluida hasta contar con una salinidad del 0’3%. Paulatinamente, el agua canalizada a estos particulares arrozales fue ganando en salinidad, hasta situarse en el 0’6%. Y los resultados “superaron nuestras expectativas”, según admite Yuan Longping en declaraciones a los medios de comunicación chinos.
Así, mientras que las especies de arroz no modificadas que son capaces de sobrevivir en condiciones de salinidad suelen contar con un rendimiento máximo de 2’25 toneladas por hectárea; con cuatro de los tipos de arroz puestos a prueba en Qingdao se alcanzaron niveles de producción de entre 6’5 y 9’3 toneladas por hectárea. El progreso es evidente.
“Si un granjero trata de cultivar en estos momentos algún tipo de arroz tolerante a la sal, lo más probable es que consiga 1.500 kilos por hectárea. No es rentable y, de hecho, el esfuerzo no vale la pena”. Las declaraciones del padre del arroz híbrido ilustran el potencial de esta innovación, que habilitaría para el cultivo millones de hectáreas de terreno que ahora están en desuso, precisamente por su nivel de salinidad. Tanto es así que Yuan Longping considera que, con poner en funcionamiento una décima parte de esas tierras, la producción de arroz en China se incrementaría un 20%.
Aunque, por el momento, el precio para la comercialización de este arroz resistente al agua salada es muy elevado, especialmente si se compara con otras variedades (cuesta ocho veces más), lo cierto es que las potenciales ventajas de este producto son muchas.
Así, de extenderse el cultivo de este tipo de arroz en el gigante asiático, no solo se ganaría en cantidad, sino también en calidad puesto que se considera que los ambientes salados favorecen un mayor aporte de calcio y de otros micronutrientes. Por otra parte, el agua salada dificulta el crecimiento de bacterias, por lo que los arroces cultivados en este medio podrían quedar además libres de pesticidas, lo que reduciría la presencia de productos químicos en la cadena alimentaria.
Vía South China Morning Post & Xinhuanet.
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