Todo edificio, ya sea comercial o de viviendas, debe contar por ley con un sistema de ventilación que renueve el aire del interior del mismo para garantizar su calidad.
El problema surge cuando el aire interior y exterior cuentan con una gran diferencia de temperatura, ya que el esfuerzo en calentar o enfriar el caudal de aire que se introduce en el edificio por parte del equipo de ventilación provocará grandes gastos energéticos y más de un susto a la hora de revisar las facturas.
Aquí es donde entran en juego los recuperadores de calor, capaces de producir ahorros energéticos incluso del 90% que ayudarán al planeta y también a su cartera.
Estos aparatos recuperarán parte de la energía del aire interior aprovechando sus propiedades psicométricas (temperatura y humedad) y, mediante un intercambiador ubicado en su núcleo, hace que ambos caudales (interior y exterior) se pongan en contacto sin llegar a mezclarse, pudiéndose entonces precalentar o preenfiar la corriente de aire que será introducida en el interior del edificio, recuperando hasta un 60% del calor que se perdería en un sistema de ventilación con flujos de aire independientes. En la siguiente imagen se explica gráficamente este proceso:
La apariencia exterior de un recuperador de calor es generalmente de una caja metálica con embocaduras circulares.
En su interior encontraremos filtros en ambos sentidos, que ayudarán a que la calidad de aire sea la ideal, y ventiladores que impulsarán el aire hacia el interior o exterior.
En el centro encontraremos el ya mencionado intercambiador, formado por láminas con aperturas opuestas, por el que circularán los caudales de impulsión y extracción, produciéndose la cesión de calor o frío.
La eficiencia de un recuperador de calor variará según el tipo de intercambiador utilizado, las condiciones psicométricas del aire y el fabricante del propio recuperador. Los tipos más utilizados de intercambiador son los siguientes:
- De flujos cruzados: los caudales se cruzan perpendicularmente.
- De flujos paralelos (contraflujo): los caudales circulan paralelos y a contracorriente.
- Rotativos: usa el movimiento giratorio del intercambiador para lograr la cesión de calor.
También deberá tener en cuenta que, a mayor caudal, menor será la eficiencia del recuperador, y a mayor diferencia de temperatura entre exterior e interior, más eficiencia logrará el recuperador.
Recuerde estas dos reglas a la hora de revisar los documentos que aporte el fabricante, ya que le ayudarán a interpretar las diferentes tablas y gráficas respecto al rendimiento térmico del recuperador, y denotarán su calidad.
Si está pensando en hacerse con un recuperador de calor, tenga en cuenta también que debe seguir la normativa aplicable a estos dispositivos. En este caso será el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) el que marcará las normas y estándares a seguir en su edificio.
En este documento se indica que para un caudal de extracción superior a 0,5 m3/s (1.800 m3/h) será obligatoria la recuperación de energía del aire expulsado. El caudal que menciona el RITE su instrucción técnica IT 1.2.4.5.2.1 no es muy alto, por lo que la mayoría de edificios deberán disponer de recuperadores de calor, exceptuando pequeñas instalaciones.
Más información: brinner.es
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