La empresa francesa ARM Engineering se ha especializado en la investigación de combustibles alternativos. Recientemente ha desarrollado un metanol sintético renovable llamado G-H3, que tiene, entre otras características, la capacidad de alimentar tanto vehículos térmicos como eléctricos, a través de una pila de combustible para estos últimos. Y para demostrar este segundo sistema, ARM Engineering ha equipado con él a un Renault Zoe, que acaba de batir un doble récord de distancia al recorrer 2.055,68 km con 200 l completos en el circuito de Albi mientras circulaba a 50 km/h.
Según ARM Engineering, el G-H3 puede obtenerse por metanización de biomasa no alimentaria, como el estiércol y los residuos vegetales, o a partir de CO2 e hidrógeno mediante electrólisis del agua, que a su vez puede realizarse con electricidad procedente de fuentes renovables.
Por tanto, el circuito de suministro desempeña un papel crucial en la viabilidad ecológica de este combustible. Si se cumplen las mejores condiciones, este proceso permite que un coche de pila de combustible G-H3 (que recompone el hidrógeno para transformarlo en electricidad) emita un 80% menos de CO2 en comparación con un modelo que funcione directamente con hidrógeno como un Toyota Mirai, gracias a las menores emisiones.
Utilizable en forma líquida, el G-H3 tiene la ventaja particular de poder ser distribuido por los surtidores de combustible convencionales, a diferencia de la electricidad y el hidrógeno, que requieren infraestructuras específicas.
El Mirai, precisamente, ostentaba hasta ahora el récord de autonomía de un vehículo de pila de combustible con 1.360 km recorridos sin repostar en 2021. ARM Engineering batió al mismo tiempo el récord de autonomía para un coche eléctrico. Este lo ostentaba desde 2017 el prototipo The Phoenix de la empresa estadounidense IT Asset Partners, construido con elementos reciclados, que había alcanzado los 1.600 km con una carga.
Mejor que el bioetanol para el térmico.
Un coche con motor de combustión puede utilizar G-H3 puro como combustible, a diferencia del E85 que se mezcla con la gasolina, gracias a un kit de conversión.
En este caso, se reducen las emisiones de CO2 del vehículo en un 80% y se reducen a cero las emisiones de partículas finas y óxidos de nitrógeno, según ARM Engineering. El alto octanaje del G-H3 (109) también permite aumentar la potencia y el par motor.
La guinda del pastel es que el coste bruto de producción del G-H3 es de sólo 0,35 euros/litro, según la empresa.
¿Una sola fuente de energía para la térmica y la eléctrica?
Así pues, sobre el papel, el G-H3 podría convertirse en un combustible polivalente que permitiría alimentar vehículos eléctricos de pila de combustible que ofrecieran una gran autonomía sin los inconvenientes del hidrógeno, al tiempo que descarbonizarían los modelos térmicos.
Las limitaciones relacionadas con los circuitos de producción, la logística y la escala de uso son obstáculos para su adopción masiva, pero ARM Engineering tiene la intención de apoyarse en sus nuevos registros para encontrar inversores que desarrollen este proyecto. Esto pasará por la creación de una nueva empresa llamada ARM Energy.
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