Actualizado: 05/07/2024
Acciones tan simples como ir a un aseo o contar con energía para cocinar, para muchos no lo son en absoluto. En Kenia, por ejemplo, 7 de cada 10 habitantes de áreas urbanas carecen de cuarto de baño en su vivienda, mientras que prácticamente las únicas opciones para comer caliente pasan por el carbón vegetal o el queroseno. Para atajar ambas carencias surge Sanivation, una iniciativa de economía circular que instala gratuitamente inodoros para recoger luego las heces y transformarlas en biocombustible para cocinar.
Con proyectos en marcha en Naivahsa y en el campo de refugiados de Kakuma, al noroeste de Kenia, esta idea partió de Andrew Foote y de Emily Woods. Con ella, lo que perseguían era contribuir a una mayor dignidad de las poblaciones del este de África, dotándolas de un cuarto de baño privado. Junto a este objetivo, al menos dos más: la mejora de las condiciones medioambientales de la zona, así como de la salud de sus habitantes.
Y poco a poco, las metas se van alcanzando. Lo hacen, por ejemplo, en términos de reducción de muertes por diarrea provocada por la falta de infraestructuras sanitarias adecuadas. Se calcula que más de 4.000 niños menores de cinco años mueren cada día en los países en vías de desarrollo por esta razón. Además, la conversión de los excrementos en un sustituto natural del carbón y el queroseno no solo reduce los riesgos para la salud de la población, sino que evita la contaminación de las fuentes de agua y reduce las emisiones de CO2.
Sin embargo, las ventajas de la idea van a más. Al ofrecer una fuente energética alternativa y limpia a la población, cada vez que esta acude a ella, es una batalla ganada contra la deforestación. Esta supone una importante amenaza para este país, que solo conserva un 5% de su masa forestal. Según calcula esta empresa, el uso de una tonelada de biocombustible a base de heces humanas evita la tala de 88 árboles. Además, esa cantidad permite cubrir las necesidades de combustible de 800 miembros de la comunidad.
Pero, ¿cómo funciona esta iniciativa? Básicamente, la empresa comenzó desarrollando un proceso para tratar los excrementos y que estos pudieran ser utilizados sin riesgos para la salud, una vez reconvertidos en briquetas de carbón alternativo. Con eso, para reunir la materia prima necesaria, la empresa instala de manera gratuita en viviendas de su zona de influencia inodoros con contenedores. Cada dos semanas, los trabajadores de la empresa recogen los residuos generados para trasladarlos a la planta de tratamiento, en la que son sometidos a un proceso de alta temperatura. Con eso, se pasaría a producir el combustible apto para su uso que, además, es totalmente inodoro.
Aunque quienes participan en esta iniciativa tienen que abonar una cantidad mensual, el coste es bajo si se compara con el del carbón vegetal. De hecho, se estima que cerca de un tercio de los ingresos de una familia se destinan al combustible para la cocina, con lo que el ahorro es considerable. A este se suma además el hecho de contar con un aseo privado, lo que aumenta la seguridad de mujeres y niños, además de suponer un auténtico giro en materia de higiene y de privacidad.
Por todo ello, a los dos proyectos en los que ya se desarrolla este concepto, se sumarán más. Las previsiones de esta compañía pasan por extender esta apuesta de economía circular a distintas áreas urbanas y campos de refugiados del Este de África. En ellos, esperan que de aquí a 2020 un millón de personas puedan disponer de un aseo para hacer sus necesidades y de un combustible asequible, sostenible y seguro para preparar sus alimentos.
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