Actualizado: 14/07/2021
A sus 32 años, Simbarashe Mhuriro acumula ya doce de experiencia en la gestión de negocios, el último Oxygen Africa, una empresa con la que espera extender la energía solar fotovoltaica en su país de origen, Zimbabue. Y las expectativas puestas sobre él son muchas no solo en esta zona del África Austral, sino en todo el continente. No en vano, su nombre formó parte en 2016 de las listas de los 30 jóvenes emprendedores más prometedores de África y de los 100 más influyentes del continente.
Ya entonces Mhuriro llevaba tres años dando forma al proyecto en el que ahora centra sus esfuerzos, Oxygen Africa. La empresa trata de abrirse camino en su país en un mercado al que aún le queda mucho por recorrer en esta zona del planeta: el desarrollo y la extensión de las instalaciones de energía solar fotovoltaica a escala comercial.
Con ese horizonte fijado, la empresa fundada y pilotada por este joven está impulsando un proyecto que, una vez se ponga en marcha, evitará unas 30.000 toneladas de emisiones de CO2 al año. Para ello, Oxygen Africa trabaja en una instalación fotovoltaica fuera de la red de hasta 20 MW, que se desplegará en los edificios comerciales e industriales de Old Mutual Zimbabwe, el principal grupo de inversión inmobiliaria del país. Con un coste previsto en 28 millones de dólares y la participación, entre otros, de firmas especializadas de Estados Unidos y Alemania, este proyecto se podría traducir en 32 GWh de energía generada gracias al sol.
Pero, ¿por qué eligió las energías limpias como eje de su proyecto empresarial? Según explica en una entrevista concedida a Forbes, lo hizo un poco por criterios empresariales y otro por la convicción de que África necesita un impulso en este sentido. Respecto a lo primero, Simbarashe Mhuriro revela que, en los estadios iniciales de su idea de negocio, buscaba un producto que se consumiera donde se produce, que fuera necesario en todos los ámbitos de la vida y que fuera accesible, entre otros criterios. “La energía solar casaba con esta descripción”, admite.
Sin embargo, su apuesta va más allá de la mera viabilidad empresarial. Si la tendencia continúa, en 2030 el 43% de la población africana no tendrá acceso a la electricidad y el 56% carecerá de instalaciones adecuadas para cocinar. El dato lo subraya este emprendedor antes de revelar que esta realidad, «que priva a la mayoría de la población de la oportunidad de luchar por una vida sana y productiva», es uno de los principales motivos por los que optó por emprender en energías renovables.
Además, asegura, a través de ellas se puede impulsar la atracción de inversiones extranjeras, además de tirar a la baja del gasto de los países africanos en importaciones energéticas. «La economía no puede crecer sin una fuente de energía sostenible y fiable«, opina el joven, cuyo ambicioso proyecto con Old Mutual, que arrancará con un piloto en seis edificios de Harare, ha recibido una ayuda próxima al millón de dólares del Banco de Desarrollo Africano.
Este por cierto confirma que potencial para seguir explorando en la línea en la que lo hace Mhuriro sobra en África. Así, según destaca el emprendedor, en lo que respecta al sol, recursos no faltan: el 80% del continente recibe ni más ni menos que 2.000 kWh por metro cuadrado. Sin embargo, las posibilidades no quedan ahí puesto que los datos del Banco Africano apuntan a un potencial de hasta 1.750 TWh en energía hidráulica y unos 9.000 MW en geotérmica.
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