Actualizado: 16/05/2021
Para que las millones de personas que siguen viviendo en África sin acceso a la electricidad sean cada vez menos, hay muchas vías posibles. Entre ellas, la que ha escogido Solar Sister, una iniciativa que trata de reducir la pobreza energética en Nigeria, Tanzania y Uganda con la colaboración de las mujeres, a las que el proyecto forma en emprendimiento para que se empoderen y, al tiempo, sean ellas quienes extiendan el uso de lámparas solares en sus comunidades.
Ya son 2.500 las emprendedoras africanas que se han sumado a esta red promovida por Katherine Lucey, fundadora de esta iniciativa que, antes, había dedicado dos décadas de su carrera profesional al mundo de la banca de inversión. Sin embargo, tras dejar de lado esa etapa y trasladarse al continente africano, Lucey se dio cuenta de que quienes asumían la responsabilidad de mantener los paneles solares que se instalaban en los hogares eran las mujeres. Y responsabilizarse de la tarea no era fácil, teniendo en cuenta la brecha tecnológica de género en las zonas rurales del continente.
Así, tras meditarlo mucho; optó por dar forma a Solar Sister que, en esencia, traslada el popular concepto de AVON a la energía solar. La extensión de las microlámparas solares en la época en la que Lucey daba forma a su idea, acabó de convencerla para poner en marcha este modelo, con una tecnología “de uso intuitivo, asequible y disponible”.
Con ello, la manera de extender la electricidad a Nigeria, Tanzania y Uganda consiste en proveer a las mujeres interesadas ese tipo de tecnología para que sean ellas las que asuman su venta en sus comunidades de origen. En vez de optar por modelos como el franquiciado o los préstamos, que podrían comprometer a las participantes, Solar Sister les aporta el inventario para que ellas se encarguen de su venta. Asimismo, las emprendedoras que se suman a la red son formadas y tutorizadas por la entidad.
“Estamos creando una red de venta directa centrada en las mujeres, que tiene el potencial de llevar la energía limpia incluso a las comunidades más remotas del África rural”, apuntan desde Solar Sister, que cifra en 700.000 las personas que se han visto beneficiadas por esta iniciativa que suma más ventajas además del empoderamiento de la mujer y del acceso a la energía. Entre ellas destacan los beneficios para el medioambiente del tránsito a la energía solar, al abandonar la iluminación por queroseno.
Asimismo, la posibilidad de dejar de usar queroseno refuerza la salud de las familias y, también la de su economía. Con un gasto en queroseno que, según esta iniciativa, se eleva a dos dólares semanales por unidad familiar, la inversión en un pequeño sistema de energía solar, cuyo coste puede oscilar entre los 15 y los 50 dólares, “es rentable en solo unos meses”.
“La energía solar es la más democrática; todos vivimos bajo el sol. Además, la energía es gratuita y la inversión necesaria en equipamiento es solo una”, subraya la promotora de este proyecto. Con él, pone de su parte para aminorar el porcentaje de viviendas que siguen sin acceso a la electricidad (el 75% en el África Subsahariana), así como para reducir la cifra de muertes por contaminación por humos emitidos por queroseno, que afecta a 1’6 millones de personas cada año.
Más información en Solar Sister.
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