Actualizado: 13/09/2021
Quien eche un vistazo a esta vivienda, no lo tendrá fácil para creerse que la han construido, mano a mano y con la ayuda de voluntarios, una pareja de canadienses que nada tenía que ver con la edificación profesional. Se trata de Alain Neveu y Hélène Dubé, quienes residen en esta earthship construida por completo con materiales reciclados y naturales desde 2005, momento en el que dejaron atrás la conexión a la red y en el que arrancó una búsqueda por la autosuficiencia en la que aún siguen inmersos.
“Vivir fuera de la red es algo que siempre he querido hacer”, relata en este vídeo Dubé, cuya implicación en este proyecto tiene mucho que ver con el poder del cine y con el del subconsciente. Una película que vio de pequeña la guió en esta iniciativa que, convertida en realidad, replica muchas de las ideas que esta canadiense absorbió de niña frente a la pequeña pantalla. “Muchas cosas que ves aquí (en la casa), subsconscientemente vienen de ahí (de la película)”.
Y lo que se ve, en la vivienda que han edificado y en la que residen desde hace más de una década, es una construcción alzada a partir de materiales reciclados y naturales, en concreto neumáticos reutilizados y tierra para rellenarlos.
Con enormes ventanales con orientación sur, la casa de esta pareja en Quebec tiene tanto de invernadero como de vida entre el subsuelo. Partes de la misma están bajo tierra “para estar protegidos de los elementos, sobre todo del viento y del frío”, explica Dubé.
Además de lograr su sueño de contar con una vivienda sostenible, construida con sus propias manos y económica, Neveu y Dubé también partían de la idea de “ser autosuficientes”. Aunque, admite ella, “no estamos ahí todavía”. Pero el camino andado, es largo.
Para empezar, la vivienda obtiene la energía que necesita mediante paneles solares que aportan lo suficiente como para iluminarse, conectarse a internet y poner en funcionamiento los electrodomésticos necesarios y cuando es necesario. “No tenemos ventilación ni frigorífico”, explica la impulsora de esta vivienda. Y entonces, ¿cómo refrigeran los alimentos? Pues con hielo, bien aportado por el vecindario o, entre enero y julio, producido y mantenido por ellos mismos. Para ello, introducen el agua en recipientes durante el invierno y, cuando se congela, la almacenan en un sótano en el que el aislamiento lo proporciona ni más ni menos que el serrín. Así, son capaces de refrigerar su comida hasta bien entrado julio.
Otro asunto clave, el de agua, lo solventan los promotores de esta vivienda a partir de la recolección natural de este recurso con una cisterna. Eso sí, para calentarla, tiran de propano. Para calentar, en este caso la vivienda en una zona de inviernos gélidos, aprovechan una cocina de leña que ellos mismos han construido y que tiene ese doble uso: el de cocinar y el de caldear el ambiente del hogar.
Cuando Dubé y Neveu se pusieron manos a la obra para emprender este proyecto y lo compartieron en Internet, se apuntó tanta gente a colaborar en la construcción de su vivienda que, incluso una vez acabada, las manos para ayudar seguían llegando. Por ello, mientras siguen trabajando para ser cada vez más autosuficientes, los impulsores de esta iniciativa imparten talleres de construcción ecológica y no solo eso. Buscan compañeros que estén dispuestos a compartir su filosofía de vida y a contribuir a seguir fortaleciendo esa idea que soñaron y que hicieron realidad, o casi, puesto que todavía tienen pendiente producir su propio alimento. “Solo dos personas para trabajar todo esto…”, se explica Dubé al tiempo que anima así a potenciales interesados a trasladarse a la zona.
Anónimo dice
Me encanta!!!!