La naviera Maersk podría abrir de nuevo hueco en la industria naval para los clásicos barcos de vela con su decisión de probar en sus petroleros el funcionamiento de un sistema de propulsión eólica basado en las velas de rotor que, si todo marcha según lo previsto, podría reducir hasta en un 10% el consumo de combustible en las rutas de transporte marítimo habituales.
Esta iniciativa, la primera a nivel global en la que se instalará este mecanismo de propulsión eólica en un buque petrolero, la desarrollan, además de la naviera, el Instituto de Tecnologías de la Energía (ETI), Shell y Norsepower, empresa finlandesa especializada en tecnologías limpias que ha desarrollado la Norsepower Rotor Sail Solution, una versión contemporánea y, por tanto, más eficaz, del rotor de Flettner. Ya en 1926, este ingeniero alemán logró poner en navegación un barco dotado de este sistema.
Con ese trabajo desarrollado hace prácticamente un siglo como punto de partida, en esta solución y en la capacidad de aprovechar el viento “como fuente de energía adicional para generar renovables y posibilitar una reducción del consumo de combustible” está lo que muchos creen que será el “próximo paso para la industria del transporte marítimo”, tal y como explica la empresa promotora del sistema en este vídeo.
¿Cómo funcionan estas velas de rotor?
Básicamente, el sistema consiste en un cilindro giratorio que, gracias al efecto Magnus, aprovecha la energía eólica para propulsar la nave. En condiciones de viento favorable, las velas de rotor desaceleran los motores. Con esto se consigue ahorrar combustible y reducir las emisiones al tiempo que se mantiene la velocidad de crucero.
Instalado por primera vez en 2014, el sistema puede emplearse en nuevos diseños o incorporarse a barcos que estén ya en navegación. Según concretan desde la finlandesa, algunos tipos de barcos que pueden dotarse de esta tecnología para avanzar hacia la navegación más sostenible son los Ro-Ro, los buques graneleros, los cruceros y los petroleros, como los de Maersk.
“Estamos emocionados de colaborar con Maersk, Sell y la ETI en este proyecto”, explica el responsable de Norsepower, Tuomas Riski, quien confía en que estas pruebas “abran el mercado a esta tecnología (…) y muestren el camino hacia la eficiencia del uso de combustible en el transporte marítimo y, en definitiva, hacia la reducción de emisiones, entre ellas las de gases de efecto invernadero”. El viento, prosigue, es una fuente de energía abundante y gratuita que “tiene un papel que jugar en la reducción del consumo de combustible de la industria” logística.
Para avanzar en esa línea, y dentro de este proyecto pionero, Maersk proveerá un petrolero LR2 que será equipado con dos velas de rotor de 30 metros de alto y cinco de diámetro. Esta iniciativa está financiada mayoritariamente por el instituto ETI de Reino Unido. Desde esta institución, Andrew Scott, uno de sus responsables, considera que este sistema “tiene potencial” para reducir de manera sustancial el consumo de combustible de los buques. “Es una de las tecnologías para el ahorro de combustible que puede ofrecer un porcentaje de mejora de dos dígitos”, explica antes de subrayar la importancia de que se realicen estas pruebas en un momento en el que “hasta la fecha no ha habido suficientes test a gran escala que demuestren los beneficios de este tipo de tecnologías y su impacto en las operaciones”.
Aunque el proyecto ya esté sellado, todavía queda tiempo para que los petroleros de Maersk se doten de este sistema y, con ello, se obtengan más datos fiables sobre su potencialidad para ahorrar combustible. Si todo avanza según el calendario previsto, las velas de rotor se colocarán durante la primera mitad de 2018. A continuación arrancará un periodo de pruebas en el mar que se prolongará hasta finales de 2019, cuando serán los datos recopilados los que apunten la potencialidad de este sistema para avanzar hacia una industria del transporte marítimo más sostenible.
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