Existe una «internet de los bosques» con importantes implicaciones en el cambio climático. Entérate cómo interactúan.
Existe una relación entre bacterias, hongos y árboles. Se trata de una red de madera y para hallarla, los científicos estudiaron una base de datos de más de 11 millones de parcelas de inventario forestal, que incluye más de 28.000 especies de árboles en más de 70 países.
La base de datos fue elaborada por investigadores del laboratorio Crowther de Escuela Politécnica Federal de Zúrich, en Suiza, y de la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos. Se apoyaron en información disponible en la Iniciativa Forestal Mundial.
Los arboles están rodeados de hongos. Pueden ser de tres tipos:
Hongos ectomicorrícicos.
Son organismos que construyen redes subterráneas en búsqueda de nutrientes. Están presentes en árboles como robles y pinos.
Proporcionan grandes beneficios a la planta ya que son capaces de suministrar nutrientes y desarrollarse en ambientes salinos. Son muy comunes en los bosques templados y normalmente almacenan más carbono en el suelo.
Micorrizas arbusculares.
Son asociaciones que se establecen entre un grupo de hongos (Glomeromycota) y casi todas las plantas. La mayoría de las especies agrícolas tienen asociación con este tipo de hongos.
En ese proceso, se intercambian fósforo y carbono con la planta. Para que se lleve a cabo, el hongo crea vesículas, que son estructuras para reservar. De esta forma permiten la absorción de componentes con poca movilidad como el cobre, zinc y fósforo.
Existen evidencias que las MA ayudan a las plantas a protegerse ante ataques de patógenos. Sus beneficios llegan a la formación de la estructura del suelo, a través de la producción de glomalina, una glicoproteína cuya composición química favorece la agregación de partículas de suelo y la constitución de agregados estables para el agua.
Bacterias que fijan el nitrógeno.
Hay unos microorganismos capaces de fijar el nitrógeno en la atmósfera, a través del proceso llamado fijación biológica del nitrógeno. Son bacterias que toman una enzima llamada nitrogenasa de la atmósfera. Colonizan la rizósfera de las plantas creciendo dentro o en los alrededores de los tejidos, lo que estimula su crecimiento.
Dentro de este grupo de bacterias se encuentran el género Rhizobium, Parasponia Sp, Frankia Sp.
Según los estudios realizados, el 60% de los árboles están conectados a los hongos EM, pero son más vulnerables al cambio climático. A medida que las temperaturas aumenten, este tipo de hongos serán reemplazados por especies que favorecen los hongos AM, que liberan más carbono.
La información obtenida a través de este estudio puede servir para campañas de reforestación, según la red micorrícica asociada. Según el tipo de hongo que interactúa con las plantas, puede comenzar a acumular carbono o a liberarlo.
Más información: www.sciencemag.org
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