En caso de catástrofe mundial -que, seamos sinceros, parece cada vez más probable hoy en día-, ¿cómo protegeríamos la gran variedad de plantas y animales de la Tierra? Un equipo de investigadores ha propuesto una solución bastante llamativa: un «Arca de Noé» en la Luna que almacena millones de muestras de semillas, esporas, esperma y huevos.
Las extinciones se suceden a un ritmo tan alarmante que algunos científicos sugieren que nos dirigimos al sexto evento de extinción masiva que se produce en la Tierra. La actividad humana es la principal causa de esas muertes, es nuestra responsabilidad intentar hacer algo para ayudar.
Una forma de hacerlo es recoger y almacenar muestras de especies en arcas «a prueba de catástrofes», como la Bóveda de Semillas de Svalbard. Situado en el Ártico, este banco de semillas alberga casi un millón de muestras de importantes cultivos alimentarios de todo el mundo, preservándolas en caso de desastre. Los llamados «zoológicos congelados» cumplen una función similar para los animales, preservando esperma, óvulos, embriones, ADN o muestras de tejido.
El problema de estas instalaciones es que podrían no ser tan a prueba de catástrofes como nos gustaría. En 2016, el agua derretida del permafrost se filtró en la Bóveda de Semillas de Svalbard, mostrando su vulnerabilidad a las consecuencias del cambio climático. Lamentablemente, pocos lugares de la Tierra, si es que hay alguno, estarán completamente a salvo.
Por esa lógica, el lugar más seguro para ponerlas sería no estar en la Tierra, ¿verdad? Esa es la idea del nuevo concepto de arca lunar propuesto por investigadores de la Universidad de Arizona, que establecería una «póliza de seguro global» para plantas, animales y hongos en la Luna.
En muchos sentidos, la Luna es un lugar perfecto para este tipo de instalaciones. Está helada. Es tectónicamente estable. No hay clima ni agua con los que lidiar. Y no hay animales y muy pocos humanos que se interpongan en el camino.
El equipo propone que el arca lunar se construya dentro de los tubos de lava descubiertos recientemente bajo la superficie de la Luna. Los huecos de los ascensores se extenderían hasta la instalación, donde las muestras podrían almacenarse en módulos de preservación criogénica, enfriando las semillas a unos -180 °C y las células animales a -196 °C. Todo ello se alimentaría con paneles solares fotovoltaicos en la superficie.
Mantener los módulos tan fríos tiene una ventaja añadida. A temperaturas criogénicas puede producirse un fenómeno llamado levitación cuántica, en el que un material superconductor flota sobre un potente imán. Los dos están inextricablemente unidos a una distancia fija, lo que podría ser útil para suspender estantes de muestras en el aire, o hacer que los robots se desplacen por el lugar sobre pistas magnéticas.
Es como si estuvieran sujetos por hilos, pero hilos invisibles. Cuando se llega a temperaturas criogénicas, ocurren cosas extrañas. Algunas de ellas parecen mágicas, pero se basan en principios físicos probados en el laboratorio y al límite de nuestra comprensión.
Jekan Thanga, uno de los autores del artículo.
Uno de los mayores obstáculos para hacer algo en la Luna es llevar los materiales hasta allí: el peso es muy importante en los lanzamientos de cohetes, y un proyecto de esta envergadura es bastante pesado. Pero, según el equipo, no es insuperable. Los investigadores calculan que harían falta unos 250 lanzamientos para transportar 50 muestras de cada una de los cerca de 6,7 millones de especies que hay en la Tierra.
No es una locura. Nos sorprendió un poco eso.
Jekan Thanga.
El arca lunar es un concepto fascinante, pero, por supuesto sigue siendo sólo eso. Los científicos dicen que planean investigar más a fondo cómo podría construirse y funcionar el arca, incluyendo cómo las muestras podrían verse afectadas por factores como la gravedad reducida.
Más información: engineering.arizona.edu
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