Las temperaturas medias en el archipiélago noruego, entre 2070 y 2100, aumentarán en 7-10°C debido a los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero.
Según los datos del Instituto Meteorológico Noruego, el archipiélago de Svalbard, situado en el Ártico noruego, alcanzó su récord de temperatura la semana pasada.
El termómetro alcanzó los 21,2°C por segundo día consecutivo, justo por debajo de los 21,3°C registrados en 1979, y alcanzó los 21,7°C el sábado por la tarde, estableciendo un nuevo récord absoluto.
El récord de temperatura se alcanzó en Longyearbyen, a unos 1.300 kilómetros del Polo Norte. Hogar de más de 2.000 personas, Longyearbyen es el principal asentamiento de Svalbard.
Según varios estudios científicos, el calentamiento global en el Ártico está ocurriendo al doble de la velocidad del resto del planeta. La ola de calor que estamos presenciando, que se espera que dure hasta hoy, marca un enorme aumento de las temperaturas que normalmente se registran en julio, el mes más caluroso del Ártico.
El grupo de islas, dominado por Spitzbergen, está situado a unos 1.000 kilómetros del Polo Norte y sus temperaturas deberían ser de unos 5-8° C en esta época del año. Desde enero, la región del Ártico ha registrado temperaturas récord, con el termómetro marcando 5°C por encima de la media de enero, alcanzando un máximo de 38°C en Siberia a mediados de julio, justo más allá del Círculo Polar Ártico.
Según un reciente informe del Instituto Meteorológico de Noruega, titulado «El clima de Svalbard en 2100«, las temperaturas medias del archipiélago entre 2070 y 2100 aumentarán entre 7 y 10° C, debido a los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero. Las transformaciones ya son visibles. De 1971 a 2017, se observó un calentamiento de entre 3°C y 5°C, registrándose temperaturas récord especialmente en invierno.
Svalbard, conocida por su población de osos polares, es el hogar de la importante Bóveda Global de Semillas, un banco de semillas que ha estado recolectando las más amenazadas del mundo desde 2009, asegurando el suministro de alimentos eternos para la humanidad.
La bóveda, sin embargo, ha sido recientemente golpeada por una inundación debido al derretimiento de los glaciares, cuyos trabajos de reparación requirieron una inversión de 20 millones de euros.
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