El compost hecho con restos de comida es uno de los fertilizantes que mejor funciona y podemos hacer nosotros mismos en casa. Ahora, los científicos han fermentado los residuos alimentarios para crear un fertilizante líquido que potencia el número de bacterias beneficiosas para las plantas y el suelo.
Dirigidos por la microbióloga Deborah Pagliaccia, los investigadores de la Universidad de California-Riverside empezaron con dos tipos de residuos alimentarios: el puré sobrante del proceso de producción de cerveza y una mezcla de alimentos desechados por las tiendas de comestibles. Esos residuos se sometieron a un proceso de fermentación anaeróbica, en el que los microbios los convirtieron en un líquido conocido como digestato.
Ese líquido se añadía al agua usada para regar las plantas de cítricos en un invernadero. Se trataba de un sistema de riego de circuito cerrado, lo que significa que el agua que salía del suelo se volvía a bombear para ser usada de nuevo.
A las 24 horas de añadir el digestato, se comprobó que las poblaciones de bacterias beneficiosas en las plantas y el suelo eran de dos a tres veces mayores que las de un grupo de plantas de control.
Estas bacterias producen compuestos que no sólo ayudan a las plantas a crecer más fuertes y más rápido, sino que también las hacen más resistentes a las enfermedades.
Además, se observó que los niveles de carbono en el agua alcanzaron inicialmente un máximo tras la incorporación del digestato y luego disminuyeron bruscamente. Esto sugiere que las bacterias estaban usando ese carbono para reproducirse. Y, lo que es más importante, no se detectaron microbios nocivos, como la Salmonella, en ninguna parte del sistema.
Ahora se espera que, una vez que la tecnología se desarrolle más, este tipo de fertilizantes pueda reducir la necesidad o incluso sustituir a los fertilizantes convencionales, que son más caros y menos ecológicos.
Además, el digestato se obtiene a partir de residuos que, de otro modo, podrían acabar simplemente en los vertederos.
Debemos pasar de nuestra economía lineal de «tomar-hacer-consumir-desechar» a una circular en la que usamos algo y luego le encontramos un nuevo uso», dice Pagliaccia.
Este proceso es fundamental para proteger nuestro planeta del constante agotamiento de los recursos naturales y de la amenaza de los gases de efecto invernadero.
Más información: www.frontiersin.org
Vía ucr.edu
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