Remedios caseros

Cuando la mayoría de la gente piensa en el dolor, lo hace en el contexto de querer que desaparezca; el dolor, obviamente, duele, y normalmente hay una razón para ello. Puede alertarte de que algo va mal – si te has dado un tirón muscular o tienes una infección, o tienes una abrasión o un hueso roto del que tienes que ocuparte. Pero, para muchos de nosotros, ese dolor original puede permanecer mucho tiempo más allá de su utilidad. Una vez que sabemos que tenemos un problema, es preferible solucionarlo sin que el dolor adyacente nos incapacite.

La miel es un líquido viscoso que las abejas elaboran a partir del néctar de las plantas. Amada en todo el mundo por su dulzura y profundo sabor, se usa en muchos alimentos y recetas.

La sosa cáustica, o hidróxido de sodio, es un producto químico muy potente que se usa en la industria y que también podemos usar en casa, pero sólo con el máximo de los cuidados.

El manganeso es un oligoelemento que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades. Es necesario para el funcionamiento normal del cerebro, el sistema nervioso y muchos de los sistemas enzimáticos del organismo.

Un método sencillo para hacer polvo de jengibre casero usando jengibre fresco, perfecto para añadir a tus recetas, para remojar en el té de jengibre y mucho más.

Existen alternativas naturales para la lejía que son mucho más seguras e igualmente efectivas, como por ejemplo: vinagre, bicarbonato y limón.