
La energía solar residencial ha crecido a pasos agigantados por todo el mundo en las últimos años, pero hay un problema: No todo el mundo puede tener energía solar en su propio tejado.
Piénsalo, una gran mayoría de los hogares no pueden acceder a la energía solar en el tejado – porque alquilan, o viven en un edificio de pisos, o no pueden acometer económicamente la instalación de un sistema fotovoltaico.
Aquí entran en juego las comunidades solares: un concepto simple, pero efectivo.
Los vecinos que no pueden instalar sus propios sistemas solares se organizan y se unen en comunidades solares, con la idea de instalar sistemas solares más grandes y más rentables cerca de sus domicilios, en tejados más grandes dentro de su zona, y usar esa energía generada para alimentar sus casas. Sin embargo, como muchos conceptos simples, a la hora de la verdad se pueden complicar.
Energía solar comunitaria.
En las comunidades solares, la gente compra una participación en un proyecto solar, a menudo a través de un proveedor solar comunitario. Una vez construidos, los paneles generan energía, y reciben beneficios que normalmente reducen sus facturas eléctricas.
Este tipo de comunidades solares se están extendiendo por el mundo, a algunos países aún no se han desarrollado, en otros, como en EE.UU., ya están empezando a florecer.
Un mercado que actualmente es pequeño pero que crece rápidamente – y con un gran futuro.
A finales de 2019, encontrábamos alrededor de 2 gigavatios de proyectos solares comunitarios en funcionamiento en los Estados Unidos.
El ahorro que puedes obtener al pertenecer a alguna comunidad solar pueden variar dependiendo del proyecto. Por eso es muy importante que te informes bien y exijas todas las garantías legales antes de invertir.
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