Actualizado: 05/07/2024
¿Qué es el derecho a reparar? Aprende en qué consisten la fabricación sostenible de dispositivos electrónicos y el abandono de la cultura del descarte.
La Unión Europea es una de las jurisdicciones internacionales que ha apostado con más fuerza por el derecho a reparar. Se trata de una muy buena noticia para los consumidores, porque este marco legal nos permite adquirir dispositivos con una durabilidad mucho mayor y, además, nos ahorra mucho dinero en el proceso.
La ley del Derecho a Reparar se aprobó el pasado mes de marzo y, entre otros cambios, obliga a los fabricantes de tecnología a garantizar repuestos para sus productos durante un periodo de diez años. Además, la ley libera la distribución de piezas de recambio, e instaura un sistema de etiquetado de dispositivos en función de su índice de reparación. Y distintos países de la UE están trabajando en leyes propias que completan o complementan este marco legal europeo.
Un cambio de paradigma en el mercado de la tecnología
Este conjunto de leyes se está construyendo en frontal oposición a las estrategias de numerosas marcas –sobre todo en el rubro de la electrónica–, donde se estaba cultivando una ‘cultura del descarte’ que no solo dificulta la reparación de los dispositivos, sino que además los diseñaba teniendo en mente una obsolescencia programada.
Un claro ejemplo es la estrategia de Apple de ralentizar los iPhones más antiguos, una estrategia que la propia Apple se vio obligada a reconocer. Esta estrategia forzaba a millones de usuarios de iPhone a comprar nuevos modelos de iPhone ante las dificultades para seguir usando sus modelos anteriores.
Apple también impedía la distribución de piezas de repuesto de los iPhones a centros de reparación independientes, lo que forzaba a los usuarios a acudir de forma exclusiva a los centros de reparación de Apple para solucionar los problemas de sus iPhones. Esto no solo encarecía la reparación, sino que, además, con frecuencia la respuesta de Apple era negativa, ofreciendo la compra de un nuevo modelo como la única solución.
El enorme costo de la ‘cultura del descarte’
Si bien esta ‘cultura del descarte’ genera enormes beneficios para las empresas que la ponen en práctica, supone un elevado costo para los usuarios, y un costo todavía mayor para el medio ambiente. La pérdida de rendimiento de la batería de un móvil, por ejemplo, es algo esperable en este tipo de dispositivos, pero con este tipo de políticas se obliga a los usuarios a comprar un móvil nuevo en lugar de simplemente reemplazar la batería.
Además, las empresas que practican la ‘cultura del descarte’ con frecuencia se desentienden del desecho de sus dispositivos antiguos u obsoletos. Esto hace que el litio, boro, cadmio o níquel de las baterías, el mercurio de las pantallas LCD o el arsénico de los LEDs terminen en vertederos municipales o en áreas desreguladas, lo que no solo implica un daño al ecosistema local, sino que además limita las posibilidades de reciclado de estos materiales.
Los ciberataques y hackeos, un problema añadido
Por desgracia, la ‘cultura del descarte’ también se ve alentada por el número creciente de hackeos y ciberataques que están experimentando todos los dispositivos informáticos en los últimos años. Los usuarios que sufren un ataque de ransomware o una infección de malware lo suficientemente seria pierden el acceso a sus propios dispositivos, y, en casi todos los casos, el reemplazo es la única solución viable.
En este sentido, la ciberseguridad de los dispositivos permite extender su vida útil mediante la prevención de hackeos. Si tu móvil está funcionando de manera extraña y empiezas a preguntarte ‘cómo saber si me han hackeado el móvil’, quizá todavía estés a tiempo de instalar herramientas anti-malware para detectar y eliminar cualquier posible amenaza en tu dispositivo. ¡Las medidas de reparación a posteriori acostumbran a llegar demasiado tarde!
Hacia un futuro más limpio y sostenible
La apuesta por el derecho a reparar y el ‘descarte’ de la ‘cultura del descarte’ nos permiten disfrutar de dispositivos electrónicos más duraderos y económicos. Pero, sobre todo, constituyen el camino a seguir para construir un mundo más sostenible al que podamos llegar a nuestros hijos e hijas. Debemos abandonar cuanto antes aquellos ciclos frenéticos de compra y desecho que están llevando a nuestro planeta a un punto de no retorno.
La próxima vez que compres un móvil, un ordenador, o cualquier otro dispositivo electrónico, revisa su índice de reparabilidad y considera todas las opciones que tendrás a tu disposición para alargar su vida útil sin necesidad de comprar uno nuevo. ¡Cuanta más atención prestes a la reparabilidad de tus dispositivos, menor será el costo para el planeta… y para tu bolsillo!