Actualizado: 13/10/2022
Eben Bayer y Gavin McIntyre, fundadores de Ecovative Design, han logrado dar con la clave para acabar en un futuro con la contaminante espuma de poliestireno derivada del petróleo que se utiliza actualmente para envasar todo tipo de productos.
La ingeniosa solución se llama EcoCradle y es un material muy parecido al plástico, fabricado a base de hongos y deshechos agrícolas, que por sus propiedades puede actuar como sustitutivo del poliestireno.
El método de obtención de dicho material consiste en agregar a determinados desechos agrícolas un concentrado de células extraídas de las raíces de los hongos llamadas mycelium. Estas células segregan unas enzimas que ayudan a descomponer la materia de los residuos agrícolas creando una consistente red de filamentos microscópicos con múltiples cualidades. Al someter a altas temperaturas a estos filamentos se obtiene un material adhesivo y compacto con el que crear el nuevo polímero.
Las ventajas respecto al poliestireno clásico son evidentes. Y no sólo porque su fabricación apenas emita CO2 a la atmósfera, o porque requiera un menor uso de energías y permita la reutilización de deshechos agrícolas, sino porque este reciclado material sirve también de aislante, es resistente a la humedad y puede aguantar hasta 800ºC sin sufrir ningún cambio. Además, debido a su composición natural, es reciclable y biodegradable, por lo que cuando ya no es de utilidad simplemente se descompone sirviendo de abono para las plantas.
El objetivo de Ecovative Design es sustituir todos los envases de plástico o de espuma de poliestireno por esta alternativa sostenible, mejorada y no contaminante.
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