La instalación de plantas de energía eólica y solar podría hacer que el Sahara fuera más verde. Una investigación ha estudiado el efecto de las grandes plantas eólicas y fotovoltaicas sobre las precipitaciones y la vegetación. Los resultados revelaron que este tipo de instalaciones aumentarían las precipitaciones y la vegetación en el Sahara y la región vecina del Sahel, lo que las convierte en un potencial positivo neto para la región y para el planeta.
Un grupo de científicos encabezados por investigadores de la Universidad de Maryland y la Universidad de Illinois se propuso modelar lo que sucedería si se instalaran en el desierto del Sahara parques solares y eólicos lo suficientemente grandes como para alimentar al planeta, y descubrió que en realidad podrían ayudar más de lo que creemos.
Se ha hecho una nueva modelización de los efectos climáticos de la energía fotovoltaica y eólica, teniendo en cuenta la forma en que la vegetación responde a los cambios de temperatura y las precipitaciones.
La construcción de grandes plantas de energía solar y eólica en las arenas del Sáhara no sólo podría convertir a la región en un importante productor de energía limpia, sino que también podría tener un gran impacto en las precipitaciones, las temperaturas y la vegetación local.
En el estudio del grupo de investigadores de las Universidades de Illinois y Maryland, se modela los efectos climáticos de las plantas eólicas y fotovoltaicas, teniendo en cuenta la forma en que la vegetación responde a los cambios de las temperaturas y las precipitaciones.
En su artículo, publicado en Science y ScienceDaily, los científicos explican cómo las turbinas eólicas y los paneles solares afectan al clima y por qué eligieron el Sáhara para el estudio.
«Es – comenta Yan Li, autor principal del estudio – el desierto más grande del mundo, está escasamente poblado, es extremadamente sensible a los cambios y se encuentra en África, cerca de Europa y Oriente Medio, donde tienen una gran y creciente necesidad de energía.»
Es un hecho conocido que este tipo de grandes centrales eléctricas tienen impactos significativos en el territorio. Sin embargo, en los distintos modelos desarrollados hasta ahora, se carecía de un elemento fundamental como la retroalimentación sobre la vegetación, elemento que puede distorsionar los resultados en caso de ausencia.
En la investigación de Li y sus colegas se simularon una serie de grandes plantas eólicas y solares en un total de más de 9 millones de kilómetros cuadrados y una potencia media de 3 TW y 79 TW, respectivamente. El nuevo modelo reveló que los parques eólicos podrían aumentar la lluvia en la región.
«El aumento de las precipitaciones y la vegetación, combinado con la generación de electricidad limpia, podría ayudar a la agricultura, el desarrollo económico y el bienestar social general en el Sahara, el Sahel, Oriente Medio y otras regiones cercanas«, dijo el autor del estudio Safa Motesharrei en un comunicado de prensa de la Universidad de Illinois publicado por ScienceDaily.
El estudio encontró que los parques eólicos aumentarían las precipitaciones porque aumentarían la temperatura al atraer aire caliente durante la noche y disminuirían la velocidad del viento al crear más fricción. Esto llevaría a duplicar las precipitaciones en los lugares donde se instalen los parques eólicos.
La energía fotovoltaica, por otro lado, reduce la reflexión de la luz sobre la superficie, lo que desencadena una retroalimentación positiva que puede llevar a un aumento de las precipitaciones de alrededor del 50%.
Daniel Kirk-Davidoff dijo que el efecto no sería drástico -el desierto se mantendría seco-, pero la vegetación en el sur de la región aumentaría, por lo que hay una gran diferencia para la gente que vive allí, porque aumentaría las oportunidades de pastoreo.
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