Actualizado: 02/06/2021
Los clones provienen de árboles que eran más grandes que cualquier árbol vivo de hoy en día. Una nueva «gran arboleda» de secuoyas costeras en peligro de extinción ha surgido en California, gracias a una asociación sin ánimo de lucro que plantó 75 árboles jóvenes en un parque de San Francisco.
Dado que es una especie en peligro de extinción, cualquier nueva comunidad de secuoyas costeras sería una buena noticia. Sin embargo, estos 75 plantones también tienen valor periodístico por otra razón: Todos son clones, nacidos del ADN que los conservacionistas recuperaron de tocones (sección de tronco que queda en el suelo unida a la raíz cuando el corte se realiza cercano a su base) de secoyas antiguas. Ahora creciendo juntos en el Presidio de San Francisco, llevan un valioso legado genético que se remonta a miles de años atrás.
Los árboles fueron plantados el 14 de diciembre por la Archangel Ancient Tree Archive (AATA), una asociación sin ánimo de lucro que crea «bibliotecas genéticas vivas de árboles de crecimiento antiguo». Cada arbolito se obtuvo de uno de los cinco tocones antiguos del norte de California, restos de secuoyas que eran todas más grandes que el árbol más grande que existe hoy en día, una secuoya gigante conocida como General Sherman. Después de descubrir que los tocones seguían vivos, el cofundador de AATA David Milarch y su equipo dirigieron una expedición para clonarlas.
En la foto de arriba, por ejemplo, está el tocón de Fieldbrook de 11 metros de ancho, dejado por una secuoya roja costera que tenía unos 122 metros de altura y más de 3.000 años de antigüedad cuando se taló en 1890. Y en la foto de abajo se ve uno de los 20 árboles jóvenes clonados a partir de él.
Debido a que son clones de árboles que eran más grandes que las secuoyas que viven actualmente, la AATA está llamando a estos árboles jóvenes «árboles campeones». No hay ninguna garantía de que vayan a estar a la altura de ese título, pero sus genes y su ubicación protegida al menos les dan una oportunidad. Y también pueden llegar a ser campeones en un sentido más amplio, tanto para su propia especie como para muchas otras, incluyéndonos a nosotros.
Una secoya costera madura puede eliminar enormes cantidades de dióxido de carbono del aire, señala la AATA, secuestrando hasta 250 toneladas de gases de efecto invernadero por árbol. También realizan otros servicios importantes para los ecosistemas, como filtrar el agua y el suelo, y son muy resistentes a los incendios forestales, las sequías y las plagas.
«Estamos entusiasmados por establecer el estándar para la recuperación ambiental», dice Milarch en una declaración. «Estos árboles tienen la capacidad de luchar contra el cambio climático y revitalizar los bosques de una manera que no habíamos visto antes.»
Una vez que el material de partida es recolectado del tocón de una secoya, se necesitan alrededor de 2,5 años para cultivar los árboles jóvenes y que sean lo suficientemente grandes para plantarlos. La idea de clonar árboles puede sonar «complicada y antinatural», reconoce la AATA en su sitio web, pero este proceso en realidad está imitando un tipo natural de propagación de secuoyas asexuadas.
Además del tocón Fieldbrook, que produjo 20 plantones, la AATA creó clones de otros cuatro tocones de secuoyas con diámetros de al menos 9 metros: el tocón Barrett (25 plantones), el tocón Barrett No. 2 (14 plantones), el tocón Big John (11 plantones) y el tocón Ayers (cinco plantones).
«Estos arbolitos tienen un potencial extraordinario para purificar nuestro aire, agua y suelo para las generaciones venideras», dice Milarch. «Esperamos que esta ‘súper arboleda’, que tiene la capacidad de convertirse en un bosque eterno, crezca sin ser molestada por desastres naturales o provocados por el hombre y se propague para siempre».
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