Coches, motos, autobuses, aviones, camiones de todo tipo, dumpers incluidos… A todos ellos ha llegado ya la movilidad eléctrica, a la que cada vez le quedan menos terrenos por explorar. Uno de los que todavía estaba pendiente, el de las bicicletas acuáticas eléctricas, está a punto de superarse con el lanzamiento, en febrero de 2018, de Hydrofoiler XE-1. Con ella, experimentar las mismas sensaciones que a los mandos de una bicicleta eléctrica, pero sobre ríos, lagos e incluso en mar abierto, será en adelante posible, al menos en Nueva Zelanda.
«Los kiwis (forma popular de referirse a los neozelandeses) son los primeros del mundo en ver el amanecer y en celebrar el año nuevo. Ahora, lo serán también, pero para montar en bici sobre el agua”. Lo explican los creadores de esta innovadora propuesta, la empresa de Nueva Zelanda Manta 5, a través de su web, en la que ya aceptan prereservas para este modelo. Con un precio de 7.495 dólares neozelandeses (algo menos de 4.500 euros al cambio), en febrero de 2018 arrancará la distribución de esta bicicleta eléctrica para surcar las aguas, de la que se pondrá en circulación una edición limitada solo para residentes en Nueva Zelanda.
«Estamos comprometidos con ofrecer un producto de calidad antes de dar el salto internacional”, argumenta la decisión este equipo que ha trabajado durante seis años en dar forma a Hydrofoiler XE-1. El punto de partida, más que un proyecto a ejecutar, fue el sueño de un aficionado al ciclismo que, a fuerza de kilómetros y kilómetros pedaleados a lo largo y ancho de Nueva Zelanda, aspiró a replicar todas esas experiencias, pero sobre el agua.
Este neozelandés, Howard Willis, conoció a Roland Alonzo, también amante del ciclismo, pero no solo eso, puesto que se dedicaba además al diseño de bicicletas. De ahí, todo vino rodado y, lo que surgió como una aspiración personal va camino de convertirse en una realidad que ofrecerá a muchos la oportunidad de subirse a una bicicleta eléctrica pero, en vez de sobre la tierra o el cemento, sobre el agua, incluso la del océano.
Lo que esta pareja propone es una bicicleta acuática dotada de un motor eléctrico de 400 W y de una batería de litio que ofrecen asistencia al pedaleo durante aproximadamente una hora para un conductor de 85 kilos. Con un paquete de baterías que puede desmontarse para facilitar la recarga en cualquier tipo de toma eléctrica, este modelo viene bien cargado de innovación para garantizar, por ejemplo, que sus piezas no se resienten por el contacto con el agua salada.
Así, además de incorporar impermeabilización de vanguardia, la bicicleta acuática Hydrofoiler XE-1 aprovecha lo mejor de la ingeniería aeronáutica. Así se explica, por ejemplo, la incorporación de hidrodeslizadores de fibra de carbono que, además de ser suficientemente fuertes, optimizan el izado del vehículo y reducen el arrastre. El mismo material, pero reforzado con nailon, se emplea para la hélice. Con esto, lo que se consigue es reforzar la capacidad para enfrentar el arrastre a altas velocidades, al tiempo que se favorece el empuje cuando la velocidad es baja.
Como ciclistas experimentados, los creadores de esta bicicleta eléctrica pionera no han olvidado que las opciones para su transporte son también fundamentales. Por ello, han optado por un sistema modular que permite introducirla en el coche o en la baca del mismo y que, además, lo pone también más fácil en el caso de que se quieran mejorar los componentes del modelo.
Con el “menos es más” entre sus lemas, los creadores de esta propuesta han optado por un diseño muy sencillo. Por esta razón, la calidad de los componentes y la hidrodinámica predominan en un vehículo, la Hydrofoiler XE-1, con el que aseguran estar «rompiendo barreras de lo que la gente puede hacer sobre el agua” y, de paso, de hasta dónde puede llegar la movilidad eléctrica.
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