La Casa Blanca y al menos 49 senadores apoyan una propuesta para imponer una tasa de casi 20 dólares por tonelada sobre el carbono como parte de la legislación sobre el clima.
Según la iniciativa, el coste de las emisiones de dióxido de carbono comenzaría en menos de 20 dólares por tonelada y aumentaría con el tiempo, con los ingresos posiblemente devueltos a algunos consumidores o dedicados a ayudar a los trabajadores de los combustibles fósiles en medio de la transición a la energía limpia.
Los economistas son partidarios desde hace tiempo de un impuesto sobre el carbono como método directo para contrarrestar el cambio climático al incorporar los costes del calentamiento global a los propios productos que lo provocan, desde el petróleo y el gas hasta el acero y el cemento.
Elon Musk tambien lo tiene claro: no puede salir gratis contaminar, impuesto a los contaminantes para reducir emisiones.
Incluso la Universidad de Oxford que, en un estudio recientemente publicado, explica los beneficios para la salud humana y el clima que se derivarían de la aplicación de un impuesto sobre la carne roja y procesada. Un impuesto sobre las carnes rojas podría reducir las grandes emisiones del sector alimentario.
Sus partidarios afirman que un impuesto sobre el carbono podría atraer la inversión privada hacia tecnologías de reducción de emisiones que de otro modo no serían rentables, al tiempo que ayudaría a cumplir el compromiso del Acuerdo de París de Biden de reducir al menos a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos para 2030.
Apoyo empresarial
La imposición de un impuesto al carbono también ha atraído el apoyo de las empresas, incluidas las petroleras y su principal grupo comercial. Sin embargo, los partidarios de la industria generalmente quieren que el impuesto sobre el carbono se imponga como un sustituto de las regulaciones existentes sobre los gases de efecto invernadero.
Los demócratas han trabajado con la administración Biden para perfeccionar el plan. Entre las mejoras: una exención prevista para la gasolina sin plomo, aunque otros productos petrolíferos, incluido el gasóleo, no se salvarían.
Parte del dinero podría dedicarse a ayudar a los mineros del carbón y a otros trabajadores que podrían ser desplazados por el cambio de Estados Unidos hacia las energías limpias.
La Unión Europea quiere tomar medidas para que el sector ganadero reduzca sus emisiones de metano. Busca la manera de hacer que ganaderos y agricultores paguen por los daños que su actividad económica genera sobre el medio ambiente. Deberán pagar un impuesto por las ventosidades de sus reses, por la leche y también por la carne.
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