Actualizado: 05/07/2024
Con una inyección de 425 millones de dólares de la NASA, Boeing construirá y probará un avión de pasajeros de tamaño completo basado en su concepto de ala transónica reforzada (TTBW), que utiliza alas largas, delgadas y reforzadas para aumentar la sustentación, reducir la resistencia y quemar un impresionante 30% menos de combustible.
Cuando se quema tanto combustible como una aerolínea, cualquier mejora en la eficiencia del combustible supone un ahorro enorme. Por ejemplo, la película Aeroshark que Swiss Airlines ha colocado en sus 12 Boeing 777 para reducir la resistencia aerodinámica: supone un aumento de la eficiencia del 1% y, como resultado, en sólo 12 aviones, Swiss espera utilizar 4.800 toneladas menos de combustible de aviación cada año, ahorrando casi medio millón de dólares al año por avión a los precios actuales.
Así pues, un avión de pasajeros un 30% más eficiente puede ser un gran negocio.
La idea aprovecha la mayor sustentación y la menor resistencia aerodinámica que se obtienen con alas más largas, más delgadas y de mayor alargamiento, como las de un planeador sin motor. Un concepto que Boeing estuvo probando en 2016, por ejemplo, tenía alas un 50% más anchas que un avión estándar comparable.
Estructuralmente, este tipo de cosas no funcionan sin refuerzos. Así que el diseño de Boeing cuelga las alas de la parte superior del fuselaje y las refuerza con largos armazones que salen del vientre del avión. Éstas también son perfiles aerodinámicos cuidadosamente moldeados que añaden sustentación adicional, además de resistencia y estabilidad.
Como concepto subsónico de crucero a alrededor de Mach 0,70 a 0,75 (835 a 895 km/h), Boeing estimó que estos aviones podrían quemar un 50% menos de combustible que un avión normal. En 2019, el concepto fue rediseñado para navegar al borde de la velocidad transónica, alrededor de Mach 0,8 (955 km/h), y ya sea debido a la velocidad añadida o simplemente a una mejor comprensión de la aerodinámica, Boeing es más cauto en sus afirmaciones en relación a la eficiencia.
Se ha tardado mucho tiempo en realizar el modelado digital y las pruebas de túnel de viento a subescala, pero la NASA ha concedido ahora a Boeing financiación a través del acuerdo SFD Space Act por valor de 425 millones de dólares, que se añadirán a unos 725 millones de dólares aportados por Boeing y otros socios comerciales, para construir realmente el aparato a escala real y someterlo a las pruebas de vuelo adecuadas.
La NASA afirma que tiene previsto finalizar las pruebas del avión de demostración Transonic Truss-Braced Wing «a finales de la década de 2020, de modo que las tecnologías y los diseños demostrados por el proyecto puedan servir de base a las decisiones de la industria sobre la próxima generación de aviones de pasillo único que podrían entrar en servicio en la década de 2030«.
Vía NASA Issues Award for Greener, More Fuel-Efficient Airliner of Future | NASA
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