Actualizado: 05/07/2024
En un mundo donde la sostenibilidad y la ecología son cada vez más prioritarias, una innovación significativa ha surgido de la Universidad de Linköping. Investigadores han desarrollado una batería hecha de zinc y lignina que no solo promete ser amigable con el medio ambiente, sino también accesible económicamente para países de bajos ingresos donde el acceso a la electricidad es limitado.
Desarrollo sostenible y tecnología accesible
La batería, capaz de usarse más de 8000 veces, representa un avance significativo en términos de tecnología sostenible. Comparada con las baterías de plomo-ácido, esta innovación ofrece una densidad energética similar pero sin la toxicidad del plomo. Lo destacable de esta tecnología es su estabilidad; mantiene aproximadamente el 80% de su rendimiento a lo largo de los ciclos y conserva su carga hasta por una semana, un periodo considerablemente más largo en comparación con otras baterías a base de zinc que se descargan en pocas horas.
Potencial de impacto en países de bajos ingresos
Las placas solares, aunque relativamente económicas, no proveen energía después del atardecer cerca del ecuador, que suele ser alrededor de las 6 PM. Esta batería ofrece una solución viable para hogares y negocios que quedan sin electricidad tras la puesta del sol. Aunque su rendimiento es menor en comparación con las baterías de ion de litio, su bajo costo y reciclabilidad presentan una alternativa prometedora especialmente en regiones donde la densidad energética no es crítica.
Innovación y escalabilidad
El avance no solo radica en el uso de materiales económicos y ecológicos como el zinc y la lignina, sino también en la introducción de un electrolito a base de agua y polímero (WiPSE) que estabiliza el zinc y previene problemas de durabilidad previamente asociados con baterías de zinc. Aunque los prototipos actuales son pequeños, los investigadores están optimistas sobre la posibilidad de escalar la producción a baterías del tamaño de las de un automóvil.
Compromiso con la sostenibilidad global
Reverant Crispin, profesor de electrónica orgánica en la Universidad de Linköping, subraya la responsabilidad de Suecia, y por extensión de otros países innovadores, en asistir a las naciones en desarrollo para adoptar tecnologías verdes desde el inicio de la construcción de sus infraestructuras. La adopción de tecnologías no sostenibles por parte de miles de millones de personas podría llevar a una catástrofe climática.
La investigación, apoyada por varias entidades como la Fundación Knut y Alice Wallenberg, el Consejo Sueco de Investigación, y la Agencia Sueca de Energía, entre otros, refleja un compromiso continuo con el desarrollo de materiales funcionales avanzados. La colaboración con Ligna Energy AB dentro del centro SESBC subraya el enfoque en soluciones energéticas sostenibles y accesibles, marcando un camino prometedor hacia un futuro más verde y equitativo.
Vía liu.se
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