El 10% más rico contribuyó 6,5 veces más al calentamiento global que el promedio, y el 1% y el 0,1% más ricos contribuyeron 20 y 76 veces más, respectivamente.
Top 10% de ingresos = 65% del calentamiento global desde 1990.
Top 1% = 20 veces más impacto climático que la media.
Aumentan olas de calor y sequías extremas.
Amazonas, África y Asia: los más afectados.
Emisiones ricas en EE. UU. y China = 2-3 veces más calor en regiones vulnerables.
Desigualdad climática es real y medible.
El impacto desproporcionado de las élites económicas en el cambio climático
Los grupos de mayores ingresos son responsables de una parte desproporcionada del calentamiento global y de los eventos climáticos extremos. Entre 1990 y 2020, el 10% más rico del planeta generó el 65% del aumento de la temperatura global media, y el 1% más rico, el 20%. Esto significa que una persona del 1% más rico contribuyó 20 veces más que una persona promedio.
No solo contaminan más, sino que su impacto genera consecuencias en lugares lejanos. Las emisiones del 10% más rico en EE. UU. y China han incrementado entre 2 y 3 veces la frecuencia de eventos extremos de calor en regiones vulnerables como el Amazonas, África del Sur y el Sudeste Asiático.
¿Cómo afecta esto a los extremos climáticos?
Eventos de calor y sequías que solían ocurrir cada 100 años ahora son hasta 30 veces más probables. En lugares como el Amazonas o África Central, estos eventos extremos se han multiplicado por factores de hasta 12 o más. Estas regiones, que históricamente han contribuido poco a las emisiones, enfrentan los impactos más duros con pocos recursos para adaptarse.
Las temperaturas extremas han subido 0,83 °C desde 1990, de los cuales 0,55 °C son atribuibles al 10% más rico. En términos de impacto, su huella es 6,7 veces superior a la media global.
Injusticia climática y desigualdad estructural
El cambio climático no es solo un problema ambiental, es también una crisis de desigualdad. Mientras que el 50% más pobre del planeta genera solo el 10% de las emisiones globales, recibe el mayor golpe climático. Los recursos limitados y la falta de infraestructura agravan su vulnerabilidad.
Además, la riqueza también determina la capacidad de adaptación, generando un doble desequilibrio: los que más emiten sufren menos, y los que menos emiten, sufren más.
El papel del metano y las emisiones no relacionadas con CO₂
Las emisiones de metano (CH₄), especialmente provenientes de sectores como la agricultura y las inversiones industriales, tienen un papel clave en el calentamiento reciente. Reducir estas emisiones podría generar beneficios climáticos casi inmediatos.
Este dato resalta la importancia de tener datos más detallados sobre el tipo de gases emitidos según niveles de ingreso, algo que aún no se ha logrado completamente.
El enfoque de atribución de emisiones por grupo de ingresos tiene un enorme potencial transformador:
Identifica responsables claros de impactos climáticos extremos.
Permite diseñar políticas más justas, como impuestos al carbono o gravámenes sobre riqueza con beneficios climáticos directos.
Ayuda a redirigir inversiones hacia sectores sostenibles.
Contribuye al debate sobre justicia climática internacional, en el que los países y personas con mayores ingresos deberían asumir más responsabilidad financiera.
Podría ser base para mecanismos globales de compensación por pérdidas y daños, especialmente en regiones del Sur Global.
La tecnología no es el problema: el problema es cómo usamos la energía. Si se aplicara con ética y transparencia, este tipo de modelado climático puede ser clave para lograr un futuro ecológicamente equilibrado y socialmente justo.
Ricardo Monges Fonseca dice
Amor por la Madre Naturaleza en pocas palabras.Ya no es tema de leyes, religiones, etc., que nadie cumple y mucho menos respeta.