Un plástico fabricado a partir de ADN y aceite vegetal puede ser el más sostenible desarrollado hasta ahora y podría utilizarse en envases y dispositivos electrónicos.
Requiere poca energía para su fabricación y es fácil de reciclar o descomponer. Está hecho de aceite y esperma de salmón.
Los plásticos tradicionales son perjudiciales para el medio ambiente porque se fabrican a partir de productos petroquímicos no renovables, requieren un uso intensivo de la energía y productos químicos tóxicos para su fabricación y tardan cientos de años en descomponerse. Sólo una pequeña parte de ellos se recicla, y el resto acaba en el vertedero, se incinera o contamina el medio ambiente.
Se crea a partir de hebras cortas de ADN, la sustancia que transporta el código genético y que forma una estructura de doble hélice retorcida dentro de las células vivas. Los investigadores obtuvieron su materia prima del esperma de salmón, aunque casi cualquier ser vivo es una fuente potencial.
Estos filamentos de ADN se combinan con una sustancia química derivada del aceite vegetal, que une las hebras. Esto produce una sustancia blanda y maleable, conocida como hidrogel, que puede adoptar diferentes formas con ayuda de moldes.
A continuación, el gel se liofiliza, lo que elimina el agua y hace que se solidifique.
Ha sido desarrollado por investigadores de la Universidad de Tianjin (China).
Los investigadores fabricaron varios objetos con su técnica, como un vaso, un prisma triangular, piezas de puzzle, un modelo de molécula de ADN y una pieza con forma de mancuerna. A continuación, reciclaron estos objetos sumergiéndolos en agua para convertirlos de nuevo en un gel que pudiera adoptar nuevas formas.
Lo fascinante de este plástico es que puede descomponerse a voluntad.
Otra ventaja de este nuevo plástico es la amplia disponibilidad del material de partida, ya que se calcula que hay 50.000 millones de toneladas de ADN en la Tierra. Yang y sus colegas utilizaron ADN de esperma de salmón, pero también podría extraerse de fuentes renovables como residuos de cultivos, algas o bacterias.
Su fabricación requiere poca energía, al igual que su reciclaje. Se descompone por simple inmersión en agua.
Como la producción de plástico de ADN no requiere altas temperaturas, produce un 97% menos de emisiones de carbono que el plástico de poliestireno, y puede descomponerse utilizando enzimas que digieren el ADN si no lo hace.
Las dos principales desventajas de este plástico son que no es tan resistente como los plásticos petroquímicos tradicionales y que debe mantenerse seco para que no se convierta en un gel. Por lo tanto, probablemente sea más adecuado para aplicaciones como los materiales de embalaje y la electrónica.
Más información: pubs.acs.org (texto en inglés).
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