Kevin Halsall, en su afán por mejorar la vida de Marcus Thompson, un amigo que se había quedado parapléjico tras de un gravísimo accidente de esquí, se encerró en su taller y creó la que puede ser la silla de ruedas del futuro. La ha bautizado como Ogo, y se puede utilizar sin necesidad de usar las manos para los desplazamientos. La fuerza bruta de las manos para mover este tipo de sillas ha sido sustituida por el desplazamiento sutil de pesos hacia el lado donde se quiera ir.
Ogo también tiene un joystick, por si hubiera que moverla con más precisión en algún momento.
Su motor eléctrico es alimentado por una batería de litio con autonomía de 40 km, suficiente para un día.
Ogo está aún en fase de desarrollo, aunque ya existen prototipos con los que están obteniendo muy buenos resultados.
Más información: Ogo
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