Con la variación en los patrones de temperatura de la Tierra y el aumento cada vez más frecuente de huracanes, olas de calor y frío extremos, tifones y otros fenómenos naturales, cultivos y animales están alcanzando niveles críticos para su supervivencia.
Algunos de los alimentos más comunes de nuestra vida cotidiana que están en riesgo son:
- Café y té. Debido al calentamiento global, la tendencia es que para el año 2050, la superficie con suelo adecuado para las plantaciones de café se reducirá a la mitad. Al ritmo actual de contaminación, varios tipos de café se extinguirán en 2080. Tanzania, uno de los principales exportadores de café, ya ha visto reducida su producción a la mitad en 50 años. En cuanto al té, se ha visto afectado por los monzones que asolan las plantaciones de té en Asia, afectando al sabor de las hojas. Prepárate para recibir tés menos sabrosos en un futuro próximo.
- Chocolate. Aunque las plantaciones de cacao prefieren las altas temperaturas y la alta humedad, y a primera vista son inmunes al aumento de la temperatura, hay que tener en cuenta que estas plantaciones prefieren la estabilidad. En otras palabras, los cambios bruscos de temperatura, la calidad del suelo, la velocidad del viento y las precipitaciones destruyen por completo estas plantaciones. Los cultivadores de Indonesia y África ya han empezado a cambiar sus negocios para pasar de las plantaciones de cacao a opciones más resistentes, como los árboles de caucho.
Dentro de 40 años, Ghana y Costa de Marfil podrían experimentar un aumento de dos grados en la temperatura media, lo que se traducirá en una drástica reducción de la producción de cacao. Hay que tener en cuenta que estos dos países representan dos tercios de las exportaciones mundiales de cacao. En la práctica, el chocolate barato se verá amenazado. - Pescado. Los peces son cada vez más pequeños debido a la reducción del nivel de oxígeno en los océanos cada vez más cálidos. Y la absorción de dióxido de carbono está haciendo que el agua salada sea más ácida, lo que dificulta el crecimiento de las conchas de los mariscos.
- Patatas. Las patatas, por su parte, han sufrido las sequías. En el caluroso verano de 2018 en el Reino Unido, la cosecha de patatas cayó un 25%. El tamaño de estas verduras también ha cambiado. Cada patata sufrió, por término medio, una reducción de 3 cm, según los informes de la prensa británica.
- Coñac, whisky y cerveza. La industria francesa del coñac, de 600 años de antigüedad, está en crisis. El aumento de las temperaturas hace que las uvas sean demasiado dulces para la destilación. Los productores han buscado alternativas sin mucho éxito, gastando miles de euros en investigación. Más al norte del continente europeo, en Escocia, los productores de whisky también están preocupados. El calentamiento global y el aumento de los periodos de sequía han reducido el suministro de agua.
El verano pasado, varias destilerías se vieron obligadas a suspender su producción por falta de agua, y los meteorólogos advierten que es probable que los fenómenos meteorológicos extremos sean cada vez más frecuentes. La probabilidad de que se produzcan veranos calurosos y secos en las Islas Británicas se ha multiplicado por 30 en comparación con la era preindustrial, según indica el servicio meteorológico nacional. El Reino Unido e Irlanda pueden esperar veranos extremos cada ocho años, que serán devastadores para la producción de bebidas.
Este mismo problema afecta a los cerveceros estadounidenses, que han sufrido la escasez de agua causada por las sequías.
Aunque podemos sobrevivir sin ninguno de estos productos, debemos tener en cuenta todo lo que conlleva la escasez de estos alimentos y bebidas.
Cientos de miles de personas se quedarán sin trabajo, podría haber crisis humanitarias (y políticas), así como subidas de precios bruscas y generalizadas, y profundos cambios en la fauna y la flora del planeta.
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