A medida que aumenta el número de dispositivos electrónicos, vamos a tener que ser creativos con nuestras fuentes de energía. Investigadores de Cambridge han demostrado cómo un recolector de energía de algas puede utilizar la luz solar para alimentar un microprocesador durante más de un año sin ayuda humana.
Las algas tienen una gran importancia en las tecnologías verdes del futuro, de muchas maneras diferentes. Son prometedoras para producir hidrógeno, depurar aguas residuales, eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera, formar la base de los biocombustibles y generar electricidad mediante la fotosíntesis.
El equipo de Cambridge se ha centrado en este último punto. Las algas son una eficaz célula solar natural que convierte la luz solar en energía química y el agua y el dióxido de carbono en moléculas orgánicas. En el proceso se producen electrones que pueden recogerse y utilizarse para alimentar dispositivos electrónicos.
El nuevo cosechador de energía de algas colocó una especie de algas verde-azules en un pequeño recipiente con algo de agua, siendo toda la unidad tan grande como una pila AA. Los electrones son recogidos por un electrodo de aluminio y transportados para hacer funcionar un Arm Cortex M0+, un microprocesador de bajo consumo que se utiliza habitualmente en los dispositivos del Internet de las Cosas (IoT).
Los investigadores dejaron el sistema funcionando en un entorno «doméstico» en condiciones «semiexteriores» (como en un porche), donde produjo electricidad de forma fiable para el microprocesador a largo plazo. El artículo sólo describe los primeros seis meses, pero el equipo afirma que sigue funcionando después de un año de inactividad.
Nos impresionó la constancia con la que el sistema funcionó durante un largo periodo de tiempo; pensábamos que se detendría al cabo de unas semanas, pero siguió funcionando.
Dr. Paolo Bombelli, primer autor del estudio.
El equipo afirma que el dispositivo fue capaz incluso de seguir produciendo electricidad durante un tiempo en la oscuridad, lo que sugiere que las algas pueden almacenar parte de su «alimento» para procesarlo más tarde.
El cosechador de energía a base de algas no genera una gran cantidad de energía, pero es suficiente para los dispositivos del Internet de las Cosas, que cada vez son más numerosos.
Fabricados con componentes baratos y comunes, y con una duración mucho mayor que la de las baterías de litio tradicionales, estos dispositivos podrían constituir una fuente de energía más respetuosa con el medio ambiente, sobre todo en zonas remotas.
Más información: rsc.org (texto en inglés).
Vía www.cam.ac.uk
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