Siracusa, en Sicilia, ha alcanzado la temperatura más alta de la historia en Europa con 48,8ºC. De esta forma ha superado el anterior récord registrado en 1977 en Atenas.
El sur de Italia está en llamas, y no sólo por los devastadores incendios registrados en Cerdeña en las últimas semanas.
El 11 de agosto, la temperatura en Siracusa, Sicilia, alcanzó los 48,8 ºC. Si la Organización Meteorológica Mundial lo confirma, ésta podría ser la temperatura más alta registrada en la historia de Europa, superando el anterior récord de Atenas en 1977.
Lo cierto es que, en los últimos días, las temperaturas en varias partes de la región han superado los 45 grados, llegando a los 47ºC en Lentini el 10 de agosto. Esta tendencia es «preocupante» no sólo por sus efectos inmediatos, sino también por sus efectos a largo plazo: el calor extremo puede tener consecuencias para la agricultura, el pilar en el que se basa la economía local.
Este calor está armando las manos de los pirómanos. Los incendios nos han devastado y nuestro ecosistema, uno de los más ricos y preciosos de Europa, está en peligro. Estamos en plena emergencia.
Francesco Italia, alcalde de Siracusa.
Precisamente por ello, el ayuntamiento ha activado todos los procedimientos necesarios con los voluntarios de Protección Civil, que patrullan la zona y distribuyen agua a los ancianos y niños en lugares públicos.
El 11 de agosto dejó una imagen de Siracusa a la que, por desgracia, nos hemos acostumbrado últimamente: la de unas calles desiertas y una ciudad vacía, con todos los habitantes atrincherados en sus casas a la espera de que pase la ola de calor. De hecho, los termómetros privados de las farmacias o de los hogares -no los de las muestras oficiales- han llegado a marcar hasta 51ºC.
Sin embargo, el caso de Sicilia no es aislado: hasta el fin de semana de agosto, también se registraron temperaturas en torno a los 40 grados en el resto del sur (Calabria, Apulia, Basilicata, Campania) y en otras zonas del interior de Toscana, Lacio y Emilia. Una ola de calor, llamada Lucifer, que ha hecho estallar los termómetros en otros países europeos, como España, Portugal y Turquía.
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